MARÍA JOSÉ FUENTEÁLAMO-ABC

  • El socio de Gobierno coincide con Feijóo con el tema de Tamames porque les preocupa, como a todo el que sale de marcha, la resaca

El Fomo es un síndrome difícil de controlar. El problemilla en cuestión define el miedo a ‘perderse algo’ –en inglés Fear of missing out–. Lo padecimos los de mi generación: no dejábamos un viernes, sábado o víspera de fiesta de guardar sin salir. Recuerdo una noche, sólo una, en la que me vi obligada a quedarme en casa. 40 de fiebre. Los que le han puesto nombre a la cosa, al Fomo, afirman que es un temor muy vinculado a las redes sociales y así es. Bares y discotecas siempre fueron las mejores. Que yo relacione el Fomo con fiesta no quita que no afecte también a otras cuestiones. Laborales, incluso. El jefe que no quiere no presidir la reunión que avanzará igual sin él, el futbolista que rabia si no lo convocan al partido que se ganará o perderá igual sin él… El Fomo, por miedo que nos dé y por eso nos lo da, nos recuerda que no somos tan imprescindibles.

Seguro que Alberto Núñez Feijóo aún anda dándole vueltas a si ir o no ir al Congreso de los Diputados –ha dicho que no, pero todo puede cambiar– el día de la moción de censura, la segunda de Vox en lo que llevamos de legislatura. Los verdes –escribir esto siempre me hace pararme para comprobar el Pantone– han encontrado un escaparate para que les presten atención a través del Congreso, contribuyendo así a agitar el ambiente de la Verdulería Carrera de San Jerónimo. Como estrategia para buscar votos no está mal parida. Lo que pasa es que las instituciones no son herramientas para cazar papeletas. Para eso están los partidos. Las instituciones están para contribuir al funcionamiento del país. La jornada de la moción, del evento, no será, por tanto, la fiesta de la democracia.

Lo bueno de que Feijóo renuncie a una plaza ese día es que los que optamos a una ‘in situ’ para el espectáculo tenemos más papeletas. No me imagino el precio de la reventa si la hubiera. Igual es un buen sistema de recaudación, ¿no nos hacen falta cuartos para lo de la cesta de la compra? En este país nunca se aclara una, cuando se publica el paro te dicen que no hay crisis, pero luego se estudia la subvención de cartillas de racionamiento. Con crisis o sin ella, la representación estará al alcance de todos los bolsillos porque se retransmite en directo. Será una e-moción. O una emoción, que es lo que queda del relato cuando no hay más que eso.

En Podemos han propuesto no perder el tiempo con el jaleo porque conocen el juego. El socio de Gobierno coincide con Feijóo porque les preocupa, como a todo el que sale de marcha, la resaca. Ese síndrome que no necesita de acrónimos te lleva, incluso, a arrepentirte de haber salido. Lo que pasa es que, a las fiestas, normalmente, uno puede decidir si ir o no ir, pero de los espectáculos del Congreso ningún español puede escapar. Ni siquiera de las funciones pomposas que algunos montan por sus propios miedos a no pintar nada.