EL MUNDO 10/07/14
· Rajoy presentará en otoño la reforma electoral y buscará el apoyo del PSOE
Mariano Rajoy está decidido a presentar una propuesta de reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral a fin de que en los municipios gobierne la lista más votada. El presidente confirmó ayer su intención en el Congreso. Su pretensión es diseñar la propuesta y remitirla a las Cortes tras el verano y a partir de ahí buscar el consenso con el PSOE.
Lo «lógico» es, según apuntan fuentes de su grupo parlamentario, pensar que la iniciativa podría estar lista para las próximas elecciones municipales y autonómicas del mes de marzo.
A falta de precisiones y detalles por parte del Gobierno, todos los grupos de la oposición han expresado ya sus profundos recelos, más que por el fondo de la idea –que algunos, como el propio PSOE, contemplaban en sus programas electorales–, por el momento escogido para lanzarla amparándose en el deseo de completar un paquete de medidas de regeneración democrática que se sumaría al de transparencia, actualmente en trámites de negociación parlamentaria con la vista puesta en el límite temporal de finales de año.
Las formaciones políticas, a excepción del PP, se muestran convencidas de que la intención última del Gobierno y de su partido es la de «blindar» su posición de poder al frente de un buen número de municipios, incluidas grandes ciudades, en las que, según las encuestas, perderán la mayoría absoluta en los próximos comicios.
Los socialistas han puesto incluso una cifra a este temor. Según sus cálculos, basados en sondeos y en extrapolaciones del resultado de las elecciones europeas, el PP gracias al método de la lista más votada se aseguraría la Alcaldía en 40 poblaciones, entre las que se incluye la ciudad de Madrid, como puso ayer de manifiesto la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez.
«Eso no es regeneración democrática», anticipó la diputada socialista, «es miedo a perder el sillón, el municipal y el de Génova 13, ése en el que se sienta pagado con la caja B de su partido».
Por el momento, Rajoy no ha avanzado si su propuesta incluiría una doble llave de garantía democrática como contemplar la posibilidad de celebración de una segunda vuelta electoral –según han preconizado ya algunas voces destacadas de su propio partido como el presidente del Congreso, Jesús Posada, o el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo–, o el requisito de alcanzar un porcentaje mínimo de votos.
Con esta doble llave sí se aseguraría el respeto a las mayorías que, según el presidente, es un deseo «democráticamente irreprochable» y que reclaman «muchos españoles a los que hay que escuchar». De lo que se trata, en su opinión, es de tomar medidas que mejoren el funcionamiento de las instituciones. Por ello, a la elección directa de los alcaldes ha añadido la de limitar el número de aforados que existe en España y que no tiene parangón con el de ningún país del entorno. Ambas propuestas, según Rajoy, «gustan a mucha gente» porque «pueden mejorar este país».
El presidente prefirió ayer no dar una respuesta clara a la pregunta directa que le lanzó la portavoz socialista acerca de si está dispuesto, llegado el caso, a aprobar la reforma de la ley electoral con los únicos votos de su partido. En principio, Rajoy había puesto su idea sobre la mesa para abrir el debate y buscar el consenso, sin embargo, ayer cuando anunció su intención de remitirla formalmente a las Cortes, la sensación que se extendió entre los grupos parlamentarios es la de que el margen de negociación se estrechará considerablemente y finalmente el PP aprobará con su mayoría absoluta una reforma a su medida.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también se sumó ayer a la propuesta del presidente del Gobierno insistiendo en que la idea de que gobierne el alcalde más votado es «sensata» y tiene como único fin respetar la voluntad de los ciudadanos y aproximar la política a la sociedad.
A Montoro le replicó el diputado de UPyD, Toni Cantó, quien, igual que la portavoz socialista, ve «sospechoso» el plan del Partido Popular justo en un momento en el que está «a la baja» y puede perder muchos municipios.