Juan Carlos Viloria-El Correo
- La instrumentalización política del feminismo en el ‘caso Errejón’ contagia a toda la izquierda
Media clase política, por no decir la totalidad, daría estos días un brazo por tener la facultad de Mel Gibson en la cinta ‘¿En qué piensan las mujeres?’. La comedia relata como Nick Marshall, un creativo de publicidad machista, sufre un accidente a partir del cual tiene el don de escuchar los pensamientos de las mujeres. Una habilidad impagable estos días para saber cómo ha impactado en el electorado femenino el ‘affaire’ Errejón y cuáles pueden ser sus consecuencias. En las últimas convocatorias a las urnas, la izquierda en su conjunto ha sido la más beneficiada, especialmente el PSOE, por la adhesión del voto de las mujeres y sus estrategas dedican un inmenso esfuerzo de propaganda y gestualidad a mantener esa ilusión.
Ahora hay que evaluar el efecto que en sociología política se llama el ‘humor social’ de la flagrante traición del líder de Sumar y Más Madrid al feminismo; la hipocresía de las dirigentes mujeres, mirando para otro lado y el posterior linchamiento al chivo expiatorio; a la imagen del yerno ideal con sus aires de chico bueno con una doble vida, cargándose su presunción de inocencia. Este derrumbe del castillo de naipes montado por el feminismo instrumental con su enorme carga emocional, no le saldrá gratis política y socialmente a sus responsables y puede impactar indirectamente en el que se ha llamado: el Gobierno más feminista de la historia. En comunicación política y electoral, las emociones son una parte sustancial del comportamiento de los votantes. Y como se han utilizado tantas veces las emociones para conquistar el voto femenino y se han instrumentalizado a favor de determinadas siglas, ahora esas mismas emociones, que condicionan en última instancia la razón y la papeleta, pueden volverse en su contra. Según los expertos las emociones básicas en el contexto político son: esperanza, miedo, ira. Y es precisamente la ira (rabia, frustración, furia, irritación cólera) la emoción que genera climas de opinión favorables al cambio.
En España el censo electoral de mujeres es de 19 millones y el PSOE, en los últimos comicios, obtuvo una proporción de voto de 55,7% de mujeres sobre el 45% de hombres. El ‘caso Errejón’ impactará directamente en los partidos a la izquierda del PSOE, lo que explica el pulso cainita entre Sumar y Podemos por reprocharse saber y mirar para otro lado. Pero el contagio de toda la izquierda es inevitable porque el discurso feminista envuelve al conjunto y, es evidente, que si en el plano de la igualdad se han conseguido avances, la evidencia de la instrumentalización política de las emociones femeninas contagia todo el espectro.