Alberto Ortín-Vozpópuli
El vicepresidente segundo del Gobierno insultó el martes en su comparecencia televisada tras la celebración del Consejo de Ministros a los fondos que invirtieron en el sector inmobiliario español cuando nadie lo hacía, al término de la crisis financiera, evitando así la quiebra del sistema bancario
Cuando vienen mal dadas, en Wall Street o en la City londinense les da por emplear el acrónimo PIGS (cerdos en inglés) para referirse a los países del Sur de Europa que requieren de mayor apoyo económico -Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain), a veces también Italia-.
Lo emplearon cuando en la década de los años ochenta se dudaba de que estos países fueran economías que pudieran adherirse a la Unión Europea, y lo utilizaron también hasta la saciedad durante los peores años de la crisis financiera originada entre 2007 y 2008.
Se trata de un término despectivo que ahonda en la estigmatización y prejuicios sobre las capacidades de estos países, y que oculta una táctica perversa de corte fascista. Al igual que los nazis comparaban a los judíos con alimañas (el exterminio de millones de alimañas no es lo mismo que el exterminio de millones de personas), Wall Street hablaba de los PIGS (no es lo mismo negar apoyo financiero a un país que a un cerdo).
Los miles de millones de euros invertidos por los fondos en la compra de carteras hipotecarias permitió a la banca limpiar sus balances
El Vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, empleó ayer martes la misma táctica, la del insulto, cuando anunció en su comparecencia ante las cámaras las medidas económicas adoptadas para combatir el impacto del coronavirus en materia de vivienda y alquiler.
Pablo Iglesias llamó «fondos buitre» a los fondos de inversión que poseen en España decenas de miles de viviendas adquiridas a los bancos en el último lustro. Además de anunciar que estos tendrán que asumir quitas o moratorias, no así los propietarios de menos de 10 viviendas, les descalificó al referirse a los mismos como «fondos buitre» (lo hizo en dos ocasiones).
Cuando pocos apostaban por el país, sociedades como Blackstone, Apollo, Cerberus o Lone Star invirtieron miles de millones de euros en la adquisición de carteras hipotecarias de las entidades financieras españolas, convirtiéndose así en los caseros de miles de familias.
Dicha inversión dio oxígeno a los bancos, que pudieron limpiar sus balances y alejarse de una posible intervención. También lanzó un mensaje al mundo de confianza sobre la economía española.
Está claro que estos grandes fondos de inversión no son organizaciones no gubernamentales, y que aprovecharon la debilidad de la economía española para adquirir activos por un importe muy inferior al que tendrían en otro contexto. Pero que un Vicepresidente del Gobierno de un país europeo, en una comparecencia televisada, en un momento tan importante, insulte a un inversor extranjero, no parece muy inteligente.
El agravio no se trató de un desliz, Iglesias llevaba anotado lo que iba a decir. Quizá el insulto esconda en realidad la frustración del líder de Unidas Podemos, al no haber podido imponer sus tesis, más radicales, en materia de alquiler al Gobierno de Pedro Sánchez. «Podía haber sido peor«, comentaba ayer el portavoz de uno de estos fondos.