- Consejos vendo que para mi no tengo. La corrupción es corrupción, como el fútbol es futbol, que decía Molowny
Con permiso de los hermanos Quintero, digo una vez más que no salgo de mi apoteosis con este hombre. Vive y actúa como si fuera un dechado de virtudes, un recto gobernante que se está dejando lo mejor de su vida para servir a los españoles. Para mí que ha terminado copiando a Rajoy. Sólo debe leer el Marca, porque si no es imposible que no se entere del estropicio que está haciendo. Que sea un mentiroso compulsivo, vale. Que defienda a la falsa catedrática de su mujer, lo entiendo. Que guarde silencio con el hermano enchufado, cosas de familia que hay que preservar. Que nombre entre sus más directos colaboradores a puteros, porteros de lupanares, estafadores, comisionistas y artistas de la mordida con olor a sobaquina, podría hasta tener un pase en un país en el que la corrupción es una cuestión endémica. Con razón mi compañero Javier Caraballo se declara partidario del bipartidismo, y que los dos partidos, Psoe y PP, se pongan de acuerdo en una cosa: Vamos a robar menos.
De entre esos cinco sospechosos de demócratas el más inquietante de todos es el nuestro. Al menos los demás han ganado sus elecciones
Pero que se marche a Chile a defender la democracia que aquí está destrozando es una broma de mal gusto que no hay por donde cogerla. Como creo que este defensor de la división de poderes no ha leído el Quijote -y bien que se le nota- no sabría ni entendería a Alonso Quijano: «¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso!»
El mal gusto empezó el domingo cuando los servicios de propaganda de la Moncloa pasaban nota de que Sánchez firmaba un artículo con cinco presidentes progresistas, sedicentes demócratas, entre ellos el brasileño Lula de Silva, el uruguayo Yamandú Orsi, el chileno Gabriel Boric y el ex guerrillero colombiano Gustavo Petro. Bueno, bueno, bueno. De entre esos cinco sospechosos de demócratas el más inquietante de todos es el nuestro. Al menos los demás han ganado sus elecciones, y cuando han tenido que apoyarse para sacar adelante sus gobiernos han buscado a sus socios en la izquierda o la extrema izquierda y no en partidos nacionalistas de derecha y antiespañoles como el de su benefactor Puigdemont, por no hablar del “demócrata” Otegi, socio y mantenedor de Sánchez en la Moncloa. O sea, Sánchez compra siete votos a Puigdemont a cambio de una amnistía que la inmensa mayoría de los españoles no quiere y se va a Chile a defender la democracia en un foro de acreditados demócratas. Repaso la biografía de estos cinco progresistas y entiendo que el problema de comunistas y socialistas es que esas ideologías sobreviven en las cabezas de quienes evitan la contrastación con la realidad.
¿A quién quieren engañar?
¡Pero qué broma es esta! Cómo podemos consentir que quien tiene a su número dos, Santos Cerdán, en la cárcel, a Ábalos investigado en el Supremo, a su amigo y cercano colaborador Francisco Salazar denunciado por acosador, y a media familia con deberes pendientes en los tribunales, pueda dar a alguien clases de democracia. Pero, ¿a quién quiere engañar? Supongo que a los que se dejan y a aquellos otros dirigentes cuyas prácticas democráticas recuerden las suyas. Desde luego los cinco que firman ese panfleto han de entenderse bien.
Parece evidente que el nuestro ha cogido aire con las fechorías que vamos conociendo del exministro Cristóbal Montoro, unos de los grandes factótums de eso que el periodista y filósofo Paolo Flores d´Arcais llama “la privatización del Estado por parte de los partidos y los políticos profesionales”. Montoro lo sigue siendo. Escondido en covachuelas y fielatos de intereses inconfesables sigue haciendo política a su manera, que ya sabemos cuál era y cuál es.
La corrupción tiene que ver con la condición humana y no con la ideología y con la forma en que nos mostramos incapaces en diferenciar lo que es público y lo que es privado
No conozco a nadie que le cayera bien. El día que lo vi fotografiado con unas gafas rojas se confirmaron todas mis sospechas. Además de envidioso y vengativo, hortera. Tengo un amigo que es periodista y médico, y es uno de los muchos afectados -perseguido, más bien- por este personaje que ha dejado desnudo un juez de Tarragona. En más de una ocasión le pedí contención en la radio porque cada vez que salía su nombre decía que si un día viera a Montoro en la calle sufriendo un infarto él pasaría de largo. No es el único.
La corrupción no es divisiva, ni puede resultar mala o menos mala en función de quién la ejecute. No hay una corrupción de izquierda y una de derechas. Eso que asegura el sobrado Gabriel Rufián de que la izquierda no puede corromperse es una estupidez, porque la corrupción tiene que ver con la condición humana y no con la ideología y con la forma en que nos mostramos incapaces en diferenciar lo que es público y lo que es privado. Lo que es mío y lo que pensamos de que debería serlo. La corrupción está siempre muy cerca del poder. Y, sí, es muy difícil ejercer el poder sin caer en alguna forma de corrupción: el robo, el tráfico de influencias o la mentira.
Si Montoro impulsó hace dos lustros la rebaja fiscal a las empresas gasísticas contra el criterio de los técnicos, tendrá que explicárselo a un juez, y este ya verá qué hace con tan siniestro personaje
No hemos de caer en la trampa que nos sirve en bandeja el llamado periódico global que es El País, cuando afirma que el caso del ex ministro del PP reequilibra la batalla política. Si lo que parece ser que hay alrededor el ex ministro Cristóbal Montoro se confirma tendrá que pagar con todo el peso de la ley. Si Montoro impulsó hace dos lustros la rebaja fiscal a las empresas gasísticas contra el criterio de los técnicos, tendrá que explicárselo a un juez, y este ya verá qué hace con tan siniestro personaje cuyas obsesiones y deficiencias personales tanto daño hicieron a periodistas, artistas y empresarios.
Pero Montoro es un caso que tiene que ver con un Gobierno del PP que ya pagó con la derrota y humillación de una moción censura. Lo de este señor no es comparable, y nada tiene que ver con los nombramientos de tipos corruptos que en su día hiciera Pedro Sánchez, ni con la falsa catedrática que era su mujer, ni con el enchufado de su hermano, ni con los machistas y proxenetas que han estado siempre cerca de él. Con la ayuda de este personaje que fue ministro con Aznar y Rajoy, Sánchez se ha ido a Chile a defender la democracia. Consejos vendo que para mí no tengo. La corrupción es corrupción, como el fútbol es futbol, que decía Molowny. Y lo demás, pensar que las andanzas del turbio Montoro atenúan la corrupción socialista, una barbaridad. Un contradiós que sólo pueden comprar aquellos que hacen lo mismo que los monos de Gibraltar, que se tapan los ojos antes de mirar y creen que Sánchez es un benefactor de la democracia. Amigos, no hay motivos para la esperanza, acaso sólo para la resistencia.