Daniel Lacalle-El Español
«You suck my blood like a leech you break the law and you breach you screw my brain till it hurts you’ve taken all my money, and you want more». Freddie Mercury.
El Gobierno español mantiene en secreto las negociaciones con la Unión Europea, que nos exige reformas urgentes para poder acceder a los fondos europeos. ¿Recuerdan cuando nos decían que eran a fondo perdido y sin condiciones? Pues bien, ya sabemos que piden un esfuerzo claro de consolidación presupuestaria, reforma de pensiones y del mercado laboral y concreción en las medidas.
El Ejecutivo sabe que esas medidas van a ser muy impopulares, especialmente con sus votantes, y retrasa la publicación de los resultados de esa negociación hasta después de las elecciones de Madrid.
La primera evidencia es el anuncio de otro atropello fiscal a todos poniendo impuestos a las autovías. Otro impuesto que solo pagan «los ricos» ¿recuerdan? Es otro impuesto donde nos venden una falacia, que no se pagan ahora.
Fomento usa de nuestros impuestos más de 1.000 millones de euros anuales para el mantenimiento de carreteras. El único objetivo de este nuevo impuesto es recaudar para mantener la batería de gasto político e innecesario que han aumentado en medio de la pandemia, algo que la Unión Europea exige desde hace años (mejorar en eficiencia del gasto público) y a lo que el Gobierno solo responde aumentándolo.
Nos dicen que hay que avanzar en la fiscalidad verde, de nuevo vendiendo algo como si no existiera ya. España recauda más de 20.000 millones de euros anuales en impuestos ‘verdes’, que pagamos todos y quieren subir de nuevo. Más impuestos a la clase media y trabajadora.
El Gobierno de España sabe que va a hacer un recorte de las pensiones que ya ha avanzado la prensa, al hacerse público el objetivo de retrasar edad de jubilación, cambiar el cómputo de los años trabajados y la tasa de reemplazo.
Dice Escrivá que quiere premiar a los trabajadores que decidan unilateral y voluntariamente retrasar su edad de jubilación, lo que no dice es que para ello exigirá 44 años de cotización, algo que es impensable para la inmensa mayoría en un país con el nivel de paro que tenemos.
Escrivá se encuentra con la difícil tarea de reinstaurar las reformas que hizo el Gobierno de Rajoy para la sostenibilidad de las pensiones y a la vez decir que no tienen nada que ver.
Lo mismo le ocurre a Díaz con la reforma laboral. Por enésima vez, y de cara a su electorado, dice que va a derogar la reforma laboral cuando Bruselas exige mayor flexibilidad laboral. Para ello usa términos insondables como que su propuesta no tiene medidas concretas sino ‘perímetros’ que se negociarán, y que la Comisión Europea lo conoce. Globos sonda.
La realidad es que España cerró 2020 como el país con mayor déficit de la Unión Europea. El país que menos apoyo ha dado al tejido empresarial, el único que ha mantenido y subido los impuestos en medio de una pandemia y aumentado los gastos en asesores, Administración y elementos innecesarios. ¿El resultado? El mayor déficit de todos, incluidos países mucho más expuestos al turismo como Grecia o Portugal.
España es el único que ha mantenido y subido los impuestos en medio de una pandemia y aumentado los gastos en asesores, Administración y elementos innecesarios
La preocupación de Bruselas es triple: el uso político y malgasto de los fondos europeos, la batería de contrarreformas y aumento de déficit estructural de este gobierno y lo que ya es una evidencia, que el Gobierno juega a la política de hechos consumados para incumplir todos sus compromisos, empezando por los objetivos propios, confiando en que el hachazo, los recortes que vienen, le caigan a otro o se hagan tras ganar unas elecciones anticipadas.
¿Cuál es la estrategia? La de siempre. Antes de las elecciones de Madrid, decirnos que van a vacunar mucho, que el final está cerca, que van a levantar el estado de alarma y que van a repartir decenas de miles de millones de euros europeos.
¿Cuál es la realidad? La de siempre. Tras las elecciones de Madrid, encerrarnos bajo cualquier excusa, arruinarnos a más impuestos, destruir el tejido productivo y presentarse como los salvadores con el dinero de los demás.
Un Gobierno que ha aprovechado el entorno creado por un drama sanitario y el estado de alarma para asaltar la libertad educativa, intentar controlar el poder judicial, encerrarnos y amordazarnos no va a devolver las libertades fácilmente, a menos que se le obligue.
Su estrategia ante la pandemia siempre ha sido la misma, porque es su estrategia con o sin Covid-19: encerrarnos, amordazarnos y arruinarnos. Si usted se vacuna, también, por si acaso. Y el expolio fiscal a la clase media y trabajadora, consumidores y ahorradores es una herramienta básica para aumentar el control y la dependencia. Arruinados y encerrados somos más dependientes del poder político.
Arruinados y encerrados somos más dependientes del poder político
Nos han intentado convencer de que este Gobierno tiene la varita mágica que hará que los contribuyentes del resto de Europa paguen eternamente sus veleidades intervencionistas sean las que sean y como sean. Pero es falso.
Tras la batería de supuestas buenas noticias que van a intentar vender -por novena vez en algunos casos- llegará el intento de atacar a la libertad económica e individual con mayor fuerza y empeño.
Sánchez sabe que tiene una ventana de oportunidad muy corta: la que le dan los seis meses en los que los datos económicos van a parecer buenos por el efecto rebote. Tiene que vender esperanza de cara a unas elecciones donde el objetivo es expoliar a los madrileños, quitarles la libertad de elección educativa, sanitaria, comercial y económica y usar los fondos para convertir aún más la economía española en una red clientelar donde empresas, ciudadanos y agentes sociales sean lo más dependientes del gobierno y con ello se callen.
Luego no recibirán los miles de millones prometidos y a los que se callaron tampoco les dejarán en paz. Pero entonces será tarde.
El socialismo nunca busca la prosperidad, sino el control. Una economía en ruinas nunca ha sido un problema para el socialismo porque, cuando te quejas, acude a la represión y a la excusa del enemigo exterior (Bruselas, el BCE, los mercados…). No podemos permitir que ese asalto a la libertad se complete.