Pues por lo que parece, al presidente Sánchez solo le interesa cultivar a dos presidentes de Comunidades Autónomas: Aragonés, que como su propio nombre indica es el presidente de la Generalidad de Cataluña, ¿acaso no se llaman ‘Panamá’ esos sombreros tan pintones de paja que se fabrican en Ecuador? y Pradales que es el lehendakari de lo vasco
Han recibido la noticia con cierto air desencanto los otros 15 autonómicos, 13 del PP, uno de Coalición Canaria y uno del PSOE, el único presidente autonómico de Sánchez en la España de las Autonomías, Emiliano García-Page que a veces ni siquiera parece sanchista.
La foto del encuentro ha rescatado dos sillones en los que posaron Zapatero y Patxi López durante una visita del primero. Sánchez y Pradales posaron en los mismos asientos, la diferencia estaba en las banderas. Zp y Patxiló tenían detrás, en un discreto rincón, las tres enseñas oficiales: la española en el centro, flanqueada por la ikurriña y la europea. Sánchez y Pradales estaban sentados y cada uno tenía detrás la suya, como si fueran dos jefes de Estado. La disposición del escenario o es cosa de Ajuria Enea y a Sánchez, en fin, a él qué más le da.
Urkullu se pasó la última legislatura reclamando una visita a La Moncloa, pero La Mo0ncloa tenía oídos de mercader y no le oyó, como si fuera uno de los trece lendakaris del PP. Son extravagancias del mando. En 2019, este mismo Pedro Sánchez negoció la entrega del Palacio de la Cumbre a San Sebastián, pero no trató el asunto con el Ayuntamiento donostiarra, sino con EH Bildu, con el consiguiente cabreo en las fuerzas nacionalistas incruentas. El Palacio de la Cumbre fue el lugar adonde el mando socialista había llevado a los etarras Lasa y Zabala, el sitio donde fueron torturados y asesinados y desde donde salieron para reposar durante diez años en el cementerio de Alicante. Sánchez cedió la Cumbre a cambio del voto de Bildu a la Ley de Memoria Democrática.
Zapatero, que fue el inventor de todas las perrerías que después ha desarrollado con mano maestra Pedro Sánchez, ya había puesto las bases de todo este desbarajuste, cuando negoció las transferencias pendientes con el PNV, asunto asombroso cuando el presidente de la Comunidad era uno de los suyos, Patxi López Álvarez, elevado más que nunca por encima de su nivel de incompetencia. Durante su entrevista, el presidente del Gobi erno se mantuvo fiel a sí mismo: no dio una sola explicación sobre los asuntos que traen a maltraer a su mujer. En este sentido trató al lehendakari Pradales como si fuera un demócrata cualquiera del Congreso de los Diputados, o como si fuese el juez Peinado, a quien tampoco ha dado explicación alguna. ¿Se la dará el martes, ahora que le ha negado la opción de declarar por escrito? Tengo para mí que no, que se negará a recibir al juez, aunque tampoco creo que llegue la sangre al río y vaya a hacer que lo detengan, las cosas como son.
El comunicado conjunto fue inane y los dos presidentes mostraron una inmejorable actitud de colaboración y cooperación conjunta. Pradales hizo a su invitado una visita guiada y como estos no dan puntada sin hilo, le mostró un retrato de Ignacio Zuloaga, ‘Doña Virtudes de Azul y Rosa’, en la que la mujer del cuadro mostraba un razonable parecido, ya es casualidad, con Isabel Díaz Ayuso.