ABC – 01/05/16
· Las estimaciones de voto, según la encuesta de GAD3 para ABC, cambian, pero para volver a la casilla de salida del 20 de diciembre si se introduce el factor de la coalición Podemos-IU
· Los grandes partidos tienen en la encuesta un espejo en el que mirar el descontento de los electores, la indiferencia hacia sus estrategias y el hartazgo ante la rutina que unos y otros representan.
La repetición de las elecciones generales el próximo 26-J no va a modificar sustancialmente el resultado de los comicios del pasado año. Según la encuesta de GAD3 para ABC, las únicas variables destacadas que pueden introducirse en las previsiones de los resultados es la influencia de una coalición entre Podemos e Izquierda Unida y la abstención. En cualquier caso, y analizada en sus principales rasgos, la encuesta demuestra que ningún bloque ideológico alcanzará la mayoría absoluta. Sin coalición Podemos-IU, el PP y C’s sumarían 170 escaños, siete más que en diciembre, y los partidos de izquierda, 153 diputados, ocho menos que el 20-D. Es evidente que la diferencia a favor de un pacto PP-C’s sobre un acuerdo PSOE-Podemos-IU alcanza los diecisiete escaños, quince más que en diciembre, pero aun así, el bloque de centro derecha seguiría necesitando las abstenciones de nacionalistas y separatistas.
Las estimaciones de resultado cambian, pero para volver a la casilla de salida de 2015, si se introduce el factor de la coalición Podemos-IU. Realmente, ambos partidos no ganan escaños respecto al 20-D, es más, de 71 pasarían a 68, y se quedarían muy lejos del «sorpasso» al PSOE, que obtendría 94 diputados, cuatro más que el pasado año. El bloque de izquierdas alcanzaría 162 escaños y, eso sí, acortaría sensiblemente la distancia con PP y C’s, que sumarían 164 diputados.
La conclusión para Podemos es que la coalición con IU ya no es una cuestión de estrategia para acosar al PSOE, sino para no perder más de un tercio de sus escaños. Es decir, para seguir teniendo un papel en la izquieda. En cambio, IU tiene motivos para desconfiar de esta coalición, porque si se presentara por libre, pasaría, según la encuesta de GAD3, de 2 a 8 escaños. Pablo Iglesias diseñó una política de doble juego con el PSOE que sus electores parecen dispuestos a castigar. Iglesias ha dejado ese flanco abierto en su partido y con toda seguridad el PSOE lo aprovechará durante la campaña. Podemos se ha comportado ante el electorado de izquierda con un exceso de arrogancia y este error tendrá un precio.
La mejor noticia para los socialistas es que Podemos se frena o baja y que no pierden posiciones respecto del 20D, lo cual es un premio pobre después de que Pedro Sánchez asumiera el protagonismo de los meses de investidura y no dejara de atacar a Rajoy por su pasividad. Si estos resultados se confirmaran, los socialistas se verán forzados a redefinir su posición política ante los pactos posibles, además de abordar definitivamente el problema de liderazgo interno.
Todo esto se mantiene ahora en una engañosa contención, como se vio ayer en el Comité Federal socialista, hasta que acabe el recuento de los votos el 26-J por la noche. Ni el pacto con Ciudadanos, ni las ofertas de última hora a los partidos de izquierda, impulsan a Pedro Sánchez a una expectativa de victoria electoral. Dos derrotas consecutivas ante Rajoy serían demasiadas para los dirigentes territoriales del PSOE, empezando por Susana Díaz.
Tampoco la estrategia de Mariano Rajoy suma votos de manera significativa
El PP gana, en el mejor de los casos, un punto porcentual y seis escaños. También se libera de un nuevo zarpazo de C’s, estancado en votos y escaños. En ninguna de las opciones –con o sin coalición de Podemos con IU– el PP alcanza el 30% de los votos. La valoración de estas estimaciones por los populares dependerá del grado de ambición que tengan de cara al 26-J. Si no perder es ganar, les parecerán bien. Si no recuperar votantes perdidos hasta un cifra decisiva de escaños –en torno a 140– es un fracaso, entonces deberán preocuparse.
El margen de recuperación electoral del PP es muy estrecho y sus dirigentes deben analizar con sinceridad las causas. Rajoy optó por agotar el argumento de que no podía solicitar la investidura porque no tenía votos suficientes, pero tampoco ha habido en el PP una política activa de intentar sumar apoyos. Todo indica que el PP tenía descontado desde el principio que habría nuevas elecciones. Ahora bien, esta táctica ya no sirve para la campaña electoral. Los grandes partidos tienen en la encuesta de GAD3 un espejo en el que mirar el descontento de los electores, la indiferencia hacia sus estrategias y el hartazgo ante la rutina que unos y otros representan. Ni entusiasma el mensaje de que el PP es la estabilidad política, ni engancha el PSOE con su credencial de partido del cambio.
La inercia de los votantes a mantener el bloqueo sólo puede acabar si PP y PSOE renuevan mensajes, discursos y caras. Los ciudadanos ya no responden a los mensajes del miedo, vengan de la derecha o de la izquierda. Así se refleja en una encuesta en la que los votantes no se sienten animados a cambiar el curso de los acontecimientos.
ABC – 01/05/16