EL MUNDO – 03/06/15
· El PP y el Gobierno descalifican a quienes silbaron al himno de España en la final de la Copa.
Un día después de anunciar que impulsarán cambios legales para castigar las pitadas al himno de España, el Gobierno y el PP alimentaron ayer con nueva munición el debate. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró desde Moritzburg (Alemania) que lo sucedido en la Final de la Copa del Rey en el Camp Nou es una «incitación al odio» que no debe «quedar impune». Cómo se sentirían, defendió el ministro, si se produjera una acción similar contra el himno de Cataluña o del País Vasco.
En el Congreso el asunto lo caldeó el portavoz popular, Rafael Hernando, quien sostuvo que este tipo de intolerancia lo único que demuestra es «la enfermedad de parte de la sociedad, que considera legítimo y lícito ofender el sentimiento nacional de otras personas». Según Hernando, el recibimiento que se ha dado a Felipe VI en París «retrata a una sociedad democrática y evolucionada», frente a quienes «son incitados a comportarse como energúmenos».
La polémica de los silbidos se ha convertido así en el campo de batalla del nuevo enfrentamiento entre la Generalitat y el Gobierno. El Ejecutivo catalán acusó ayer al español de «hacer el ridículo» y de «tener tirria a los catalanes» por su reacción.
Mucho más interesado en hablar de este asunto que de los problemas de la Generalitat para pagar a sus proveedores o de las tensiones entre Unió y Convergència por culpa del proceso soberanista, el portavoz del Govern, Francesc Homs, descalificó con saña el expediente abierto a los promotores de la pitada. Según él, esta reacción obedece a un «desconocimiento» de la doctrina que sentó la Audiencia Nacional tras un episodio similar en la final de Copa de 2009.
«La Audiencia Nacional dijo que estas acciones están amparadas por la libertad de expresión y no pueden considerarse difamatorias. Más claro, agua. ¿Qué ha pasado entre 2009 y ahora, además de que el Gobierno nos tiene una tirria a los catalanes absoluta?», se preguntó Homs.
El portavoz de la Generalitat se refirió también a un episodio de hace casi 100 años, durante la dictadura de Primo de Rivera, para poner en cuestión el talante democrático del Gobierno. «Ya hubo una vez que se cerró un estadio por una pitada, pero era en 1925 y durante una dictadura», recordó. En cualquier caso, la Generalitat considera que, si en esta ocasión, a diferencia de lo que pasó en 2009, hay consecuencias penales, «querrá decir que ya no estamos en un Estado de Derecho ni en una democracia».
Tras criticar el «ridículo desconcertante» que en su opinión está haciendo el Gobierno, Homs le atribuyó un intento de obtener rédito político de la pitada: «Lo han hinchado. La pitada se puede considerar tan descortés como se quiera, pero llevar las cosas a este punto demuestra muy baja calidad democrática».