Gregorio Morán-Vozpópuli
- Se cumple un año de la Carta de los Cinco días que Sánchez envió a la ciudadanía
Esto pinta mal. Se cumple un año de la Carta de los Cinco días, aquella en la que un Presidente en ejercicio guiñaba un ojo a los suyos para advertirles que si no se portaban bien y le aclamaban, les amenazaba con dejarlos en la estacada. Respondieron entre llanto y crujir de cargos; ellos eran contingentes pero sólo él era necesario. Sonrió satisfecho y al modo de hombre consecuente consigo mismo les prometió que no los abandonaría siempre y cuando fueran fieles, sumisos y ciegos ante lo que vendría.
Sucedió hace un año y estamos de cumpleaños aunque parece que nos han metido en un túnel del tiempo y que de pronto hemos envejecido tanto como si hubieran pasado varias décadas. La vida política emerge gracias a los Tribunales y a la UCO. ¿Quién nos iba a decir que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil se convertiría en una especie de garante de una realidad que ni la clase política ni la sociedad civil son capaces de afrontar? Convendrán conmigo que la imagen simbólica de un Tricornio como pedestal de una Constitución resulta insólita y hasta tiene sus dosis de sarcasmo. Da para mucho juego literario. Ahora que se moderniza lo proustiano consiente contemplar con perplejidad lo que va de ayer a hoy.
El 31 de mayo de 2018 las Cortes vivieron una escena inolvidable. José Luis Ábalos, en portavoz socialista, pronunciaba una requisitoria contra el presidente Mariano Rajoy
El 31 de mayo de 2018 las Cortes vivieron una escena inolvidable. José Luis Ábalos, en portavoz socialista, pronunciaba una requisitoria contra el presidente Mariano Rajoy, en la que no cabía excusa posible. “Usted ha hundido hasta límites insospechados la dignidad de la sede que ocupa…(y) no ha tenido ni la decencia política de dimitir”. La acusación sobre financiación irregular del PP era incontestable y por eso añadió una afirmación no menos incontestable: “La fortaleza de las instituciones democráticas depende en buena medida de la confianza que las personas que las ocupan suscitan entre la ciudadanía”.
Y el portavoz, en su última coletilla, se convertía en profeta y advertía de la distancia ética entre quienes dejan la política y quienes “se aferran a ella. La diferencia es que unos se enriquecen y otros no”. Una mañana de julio de 2021 el presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón entró en el despacho de José Luis Ábalos, a la sazón su vicepresidente para todo, desde el Gobierno hasta el Partido, y le dijo de manera conclusiva: “Te tienes que ir. Ya sabes por qué”. Al parecer no esperó la respuesta. Luego fue el silencio. Nadie dijo nada y a los que preguntaron les respondía con una sonrisa cómplice. Fabulamos con las más aventadas conjeturas sobre Delcy de Venezuela o Hassan de Marruecos. Había que ir diluyendo el olor que desprende el asado de chorizo, ese producto tan nuestro y tan salpicado de pimentón.
Desde la Carta de los Cinco Días intuyó que se necesitaban un esfuerzo para el que no bastaba con la política. A Puigdemont siempre se le puede atemperar sus depresiones con una foto —está al caer, pero como las balas de plata es única y no puede desperdiciarse— por eso ha implementado a Zapatero en la tarea; Santos no deja de ser un mastuerzo cumplidor, se necesita un Cara de Ángel experimentado. La gran batalla está en no ceder el relato, como expresó meridianamente el fiscal general García Ortiz.
La gran batalla está en no ceder el relato, como expresó meridianamente el fiscal general García Ortiz.
Aunque te pillen, como fue el caso. Aquí es donde entra la aviación y las bombas de racimo. Hay que copar los medios de mayor audiencia al precio que sea. No basta con los diarios amigos. Cuando hay dinero los amigos se crean; aunque salgan caros siempre los acabará pagando el Estado. Una televisión para PRISA, por más que se ahogue ya encontraremos lanchas de salvamento que la mantengan a flote. Las dos Televisiones Públicas, la 1 y la 2, a tope. Contratar a fieles, sumisos y ciegos de fe, según la norma. Un tal Idafe García, —un nombre adecuado con ambición de seudónimo— que pasó su prueba de fuego en “El País” como inquisidor general- y ese otro Cintora desfachatado. ¡Que los pongan en nómina! Qué sabe el común de quien era Emilio Romero en los años de oro de los Gallos sin cresta. Formó una generación de gallinas emplumadas; maestros muy diversos de la Transición periodística. Todo Gobierno puede habilitar granjas, aunque para alcanzar a que le salgan espolones necesiten entrenamiento e inversiones, y sobre todo instinto, que viene a ser el lado difícil del aprendizaje.
Para crear una fauna que cubra las necesidades del Poder es menester hacerse a la idea de cuál es su tarea. Lo de las scorts de regadío de Ábalos y Koldo —¡qué deriva, llamarlas prostitutas de lujo, trabajo voluntario y bien remunerado; no confundir con la trata de damas de carretera!— es trazo de brocha gorda para la babilla del reprimido. Lo mollar son tres delitos aplastantes de Organización Criminal, Tráfico de influencias y Cohecho, y por encima de todo la implicación del Jefe de la Banda. Y el hermano músico, más solicitado que Mozart por el arzobispo Colloredo; sin conocer de Extremadura ni el rumor de las dehesas va y le plantan a coordinar los Conservatorios y hasta lo pasan por el Boletín Oficial de la Comunidad para disfrazar lo arbitrario. Es el hermano del Amo, ¿quieren más méritos?
Salvan “Air Europa” en clase preferente con la intensidad del Soldado Ryan
Otrosí con su esposa, la infausta Begoña de los Cinco Días de Duelo, no veo delito alguno; irregularidades todas. Llama al rector de la Complutense y se derrite; busca sponsor y le llueven, aunque alguno ahora se haga el estrecho. Salvan “Air Europa” en clase preferente con la intensidad del Soldado Ryan. ¡Pero si es la mujer del Líder, idiota! La dignidad de la esposa del César la deciden sus súbditos a partir del relato. ¿Se han olvidado de las ovaciones entusiastas? ¿No se han fijado en las estadísticas que aseguran en España que 7 de cada 10 jóvenes talluditos aspiran a ser funcionarios públicos?
Claro que el problema está en otra parte. En una sociedad que se siente orgullosa de algo que se ha ido inventando durante décadas, alimentando la peor de las egolatrías: el elogio de la sumisión y la mediocridad solemne. A la que ha aportado como gran novedad el vomitorio de las redes; esas que nos hace a todos iguales en el derecho a la estupidez y el onanismo. De todo, lo más deleznable es el victimario del Poder a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Si alguien no lo entiende habrá que explicarlo por lo menudo en otra ocasión.