La abogada Goirizelaia habla de las condiciones inhumanas de los reclusos, y desde las instituciones nadie la contradice. La directora de prisiones sigue de vacaciones. Los colectivos de víctimas del terrorismo reclaman que alguna autoridad explique a los ciudadanos, de una vez, cómo viven en realidad los presos de ETA.
Se le veía algo desentrenado al lehendakari en su reaparición para dar por inaugurado el próximo y electoral curso político. Es muy probable que se esté reservando lo mejor de sí mismo para la sesión plenaria del Parlamento vasco el próximo día 22 pero su intervención de ayer, más que un ensayo parecía un desmayo. Pero esto es lo que hay. Y hay, de momento, en el negociado presidencial, tan poco que comunicar que, con la que está cayendo en el intercambio de guiños entre sus socios pasados y futuros, tan solo dijo, al darse por enterado de la voluntad de EA de romper amarras con el PNV que, por su parte, no hay nada que reprochar y que, eso sí, fue para él un honor presentarse en su día como candidato conjunto.
Suele ocurrirle, y desde luego es un mal común a los políticos mortales de nuestro país, que la soltura que exhibe al criticar al adversario contrasta con el agarrotamiento patente a la hora de hablar de los problemas domésticos. Por eso, ahora que el partido que fundó Garaikoetxea se vuelve a desvincular del PNV para buscar perfil propio y abrir puertas a nuevas alianzas (eso ya dependerá de los resultados en las urnas, claro) el lehendakari no encuentra las palabras; ni siquiera las metáforas bucólicas que tanto le gustan y se limita a decir que observa con respeto «las decisiones que tomemos por parte de cada cual».
Mucho más contundente estuvo con el frente carcelario de ETA, aunque tanpoco pronunciara frases que puedan hacer historia: «acercar a los presos y, por tanto, observar los derechos humanos», llegó a decir. Al final, él también mezcla las cosas. El presidente del PNV, Imaz, sin embargo, estuvo más convincente esta semana, al defender el acercamiento de presos para rebajar la presión «en ese mundo» (el de ETA, Batasuna, Otegi) ,que ésa sí que es una razón (de cesión) de peso.Y es que esta eterna reivindicación vuelve a estar en el escaparate porque la huelga de hambre del preso De Juana Chaos así lo está provocando.
Y, para que no haya dudas sobre las intenciones socialistas, Ares asegura que el gobierno, de momento, no va a cambiar la política penitenciaria. Entre otras cosas, porque la historia ha demostrado que este tipo de medidas no favorecen al proceso de paz. Pero éste es el eterno recurso de ETA. La abogada Goirizelaia habla de las condiciones inhumanas de los reclusos. Pero, desde las instituciones, nadie la contradice. La directora de prisiones calla, otorga o sigue de vacaciones. El caso es que los colectivos de Víctimas del Terrorismo reclaman que alguna autoridad explique, de una vez, a los ciudadanos cómo viven en realidad los presos de la banda. Así seguimos.
Pero como el lehendakari dice que está dispuesto a contribuir a que dejemos atrás la confrontación para dar paso al entendimiento, quizás en su comparecencia el próximo día 22 de setiembre, nos sorprenda.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 2/9/2006