Del Blog de Santiago González
El lehendakari Urkullu se presentó finalmente en la reunión de presidentes que tuvo lugar ayer en San Millán de la Cogolla, en contra de lo que había venido anunciando hasta última hora. La negociación mantenida por él mismo con el doctor Sánchez, y paralelamente por el consejero de Hacienda vasco, Pedro Aspiazu, con la ministra sanchista de lo mismo, Mª Jesús Montero sobre la senda del déficit y la capacidad de endeudamiento de la economía vasca, hicieron posible el cambio de opinión del lehendakari.
Ayer conocíamos el hundimiento sin precedentes de la economía española en el segundo trimestre del año: el PIB perdió en tres meses el 18,5% de su valor, seis puntos más que la yer media de la Unión Europea, el record de la zona euro, que sumado al retroceso del 5,2% en el primer trimestre califica a la nuestra de una economía en recesión. Como las desgracias nunca vienen solas también supimos ayer que el reparto de los fondos de la UE lo va a hacer Su Persona.
¿Con qué criterio, si puede saberse? Le preguntaba en Tele-5 Pedro Piqueras por los 140.000 millones de euros de los fondos europeos y cómo pensaba utilizarlos. Y el hombre se vino arriba, aunque no tiene una idea precisa de lo que representan esas ayudas respecto a nuestro PIB: “Esos 140.000 millones representan, para que se hagan una idea aquellos que nos están viendo en torno al 60% del Producto Interior Bruto del año 2019”. O sea, que este tío parece creer que el PIB español correspondiente a 2019 fue de 233.333 millones. En realidad, el Instituto Nacional de Estadística parecía creer que el PIB español de 2019 fue 1.244.757 millones de euros, o sea 1,244 billones aunque es mejor que no lo metamos en dibujos. Él ya había demostrado que confunde billones con millardos.
Pedro Sánchez es el único doctor en Economía que no conoce ni remotamente a cuanto asciende el PIB de su país, concepto que está al alcance de un estudiante de primero de carrera. No hay otro gobernante como él. Todo lo que no es ignorancia es fraude. Su especialidad es la mentira. Ha mentido desde el atril de oradores del Congreso, ha mentido en Twitter, en sus entrevistas, mintió en los comunicados de La Moncloa sobre su tesis, ha hecho mentir a su portavoz, a los doctores Illa y Simón inventándose entre todos un inexistente comité de expertos. Claro que no todo debe darse por perdido. Yo mismo, sin ir más lejos, me he visto obligado a dar la razón por una vez a Nini Lastra cuando alertó a Pablo Casado sobre la moción de censura que anunció Santiago Abascal para septiembre: “Por si no se ha dado cuenta han presentado una moción de censura contra usted”. Todo hace suponer que el jefe de la oposición sí se había dado cuenta. ¿cómo se le iba a escapar algo en lo que había reparado hasta Adriana Lastra?
Una moción de censura puede presentarse por varios motivos, más allá del obvio, un quítate tú para ponerme yo. Puede, por tanto, presentarse sin expectativa razonable de ganarla. Recuerden la que planteó Felipe González contra Suárez. Sabía que no le daban los números, pero dejó claro que allí había un presidente. No es el caso. Vox sabía que ni en el más loco de sus sueños podría sacar los 152 escaños que suman el centro derecha, mientras todos los socios de Sánchez y el propio Sánchez lo tildan injustamente de ultraderecha. El doctor Fraude llegó a Moncloa aupado en una moción ilegítima. sustentada en una sentencia fraudulenta de José Ricardo de Prada, un juez cuya imparcialidad está comprometida según la Audiencia Nacional.