Santiago González-El Mundo

El problema del doctor Sánchez no está tanto en sus detractores como en sus defensores. A las cuestiones planteadas en los últimos días por los diarios Abc, EL MUNDOy el digital OK Diario, difícilmente objetables, se sumó ayer la información de El País, que daba cuenta del fusilamiento de una conferencia del diplomático Manuel Cacho en el libro que del doctor Plagio y su negro Ocaña publicaron en 2013 con la tesis del doctor como asunto principal.

El diario de Prisa ha hecho bien en dar esta información. Sólo falta que añada alguna explicación, alguna disculpa por las descalificaciones vertidas en los días precedentes contra los medios que habían dado cuenta de los plagios. Un suponer, el artículo de Juan Cruz publicado el pasado día 17 bajo el título El revés del periodismo y la tesis: «Sánchez fue acusado de plagio. Sin comprobación alguna», escribió nuestro hombre tres días antes de que su propio periódico acusara de plagio al susodicho, se supone que con todas las comprobaciones del mundo.

También ha habido algún cambio en el socio principal del doctor Fraude, Pablo Iglesias, incomodado por tener que «defender permanentemente» la tesis del doctor Sánchez: «Es un fraude que haya medios de comunicación que digan que hay un plagio cuando lo que ocurre son citas posteriores a la tesis; esos medios están cometiendo una irresponsabilidad muy grave al dejar el escaso prestigio que les quedaba por los suelos». Apenas 24 horas más tarde, Pablo Iglesias, en compañía del PDeCAT pedían explicaciones al doctor No después de que El País denunciara el plagio en el libro firmado al alimón con Carlos Ocaña. Hasta Pablo Iglesias, señor, señor, qué cosas hemos de ver, ha calificado de «bastante cutre» incluir párrafos sin mentar a sus autores y ha explicado a su socio que esas prácticas no responden a «estándares académicos» e invitaba a Sánchez a dar explicaciones sobre el tema.

«Era un error involuntario», explicó La Moncloa, grandioso pleonasmo. Un error voluntario es otra cosa. Fue sin querer, por lo visto, y anunciaron la intención de los autores de proceder a la subsanación (sic) en próximas ediciones. A ver, pónganse en mi lugar. El pobre Sánchez y su negro publican en 2013 un libro titulado La nueva diplomacia económica española. Estaba en parte resumiendo la tesis plagiada, en parte copiado de la conferencia de Cacho, pero fue un accidente involuntario y lo van a reparar en las ediciones venideras. ¿Cuántas? No sé, 14 ó 15. Todos los progresistas españoles esperan a Navidades o quizá a la Feria del Libro para regalar el ensayo de Sánchez-Ocaña, a sus novias/os o a sus seres queridos.

Sánchez se explicó y dijo que si tanto interés tiene el PP comparecerá en el Senado para dar cuentas de su tesis. Ya que se pone, debería llevar a la Cámara alta la curiosa aplicación que La Moncloa hizo del programa PlagScan, que le daba un 0.96% de plagio, mientras a la empresa alemana le salía el 21%, un punto más del plagio que llevó a la dimisión del ministro de Defensa alemán Karl Theodor zu Guttemberg, que a nuestro plagiario le parecía un tipo modélico en la moción de censura. Ya no queda más remedio que abrir en canal la tesis y sus circunstancias y que el mindundi que nos gobierna se rinda a la evidencia y convoque elecciones cuanto antes.