Tonia Etxarri-El Correo

  • Un empate que les conduce a los dos partidos nacionalistas a forzar la polarización dejando fuera al PSE y PP

Las encuestas son una foto fija. El reflejo de un estado de ánimo electoral en un momento flash. El instante de las preguntas. Pero cuando los sondeos van coincidiendo en una misma dirección se marcan las tendencias. Y la del Sociómetro del Gobierno vasco viene a consolidar la idea del empate a escaños (29) entre PNV y EH Bildu. Con un apunte comparativo. PNV, a la baja (perdería dos escaños), Bildu en ascenso (sumaría 8). Un empate que les conduce a los dos partidos nacionalistas (el conservador reconvertido en progresista, PNV, y el radical procedente de las filas políticas de ETA mutado en eco sostenible, EH Bildu) a forzar la polarización dejando fuera al PSE y PP. Una situación que favorece al grupo de Pello Otxandiano, que va a pescar votos en el caladero de la extrema izquierda de Sumar y Podemos que concurren divididos a las urnas. Estas elecciones autonómicas vascas siguen suscitando una gran expectación dadas las perspectivas de ‘sorpasso’ de Bildu al PNV de Imanol Pradales. Puro morbo. Porque si las urnas no desdicen las tendencias demoscópicas, la continuidad del PNV en Ajuria Enea no peligraría si, con el PSE, consiguen sumar los 38 escaños (este Sociómetro les da uno más).

Independientemente de los pactos, la única certeza es que el próximo Parlamento vasco consolidará su mayoría nacionalista (más del 75% del hemiciclo). Parece una paradoja con los sondeos en la mano. Porque el sentimiento a favor de la independencia va decayendo en todas las encuestas pero luego no cristaliza en el voto. Quienes aseguran no sentirse independentistas, a la hora de votar, se decantan por una fuerza nacionalista. Pero la gobernabilidad dependerá de los socialistas de Eneko Andueza, que no dudarán en reeditar su alianza con el PNV, mientras el PP se presenta como la única alternativa constitucionalista que ni pacta ni blanquea a quienes buscan la ruptura con España.

Como el comportamiento en elecciones generales y autonómicas es muy dispar, los socialistas vascos, que fueron los más votados el pasado 23 de julio, ahora podrían quedarse estancados. Porque se trata de elecciones autonómicas y porque la caótica gestión del Gobierno de Pedro Sánchez, amarrado a la voluntad de Puigdemont, retrae la movilización electoral.

El popular Javier de Andrés, que no se ve favorecido por la pérdida del escaño de Vox, se queda en su atalaya constitucionalista desmontando el mito de la moderación. Porque, en realidad, el nacionalismo moderado no existe. Otra cosa es el pragmático. Un partido como el PNV que ha apoyado la ‘ley trans’, la del ‘sólo sí es sí’, la eutanasia y el aborto no puede considerarse moderado.

Queda toda una campaña por delante. Es curioso. En la carrera por el euskera que se ha celebrado estos días, la Korrika, se ha convertido en un culto a los terroristas de ETA. Se han exhibido más de 60 imágenes de etarras, según denuncia de Covite. El silencio de la mayoría de las instituciones ha sido clamoroso. EH Bildu tiene su pasado. Pero, gracias al blanqueamiento proporcionado por el PNV y el PSOE, está ya amortizado. No hay más que ver su ascenso electoral en las últimas citas con las urnas. Y subiendo. Esto es lo que hay.