ERC arrasaría en unas catalanas y la antigua Convergència se hunde por debajo del PP

EL CONFIDENCIAL 03/07/17

· ENCUESTA DE JUNIO DEL INSTITUTO DYM PARA EL CONFIDENCIAL (IV)
· Los republicanos conseguirían un 30,9% de los votos, por el 9% escaso que obtendría el PDeCAT de Mas. Como segunda fuerza continúa C’s, aunque baja. El PSC y el partido de Colau suben

Esquerra Republicana de Catalunya sería la gran beneficiada de un adelanto de las autonómicas. Es la fuerza que está capitalizando el proceso soberanista y la que se hace fuerte frente a su socio en el Govern, el Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT), la antigua Convergència, que no llegaría ni al 10% de los votos y se hundiría por debajo del PP. El partido de Oriol Junqueras ganaría con holgura unos nuevos comicios, anotándose un 30,9%, doblando al siguiente de la tabla, Ciudadanos.

Los datos de la encuesta del Instituto DYM para El Confidencial —realizada entre el 22 y el 28 de junio a partir de 531 entrevistas seleccionadas aleatoriamente en toda Cataluña— son concluyentes, muy favorables a los republicanos, tanto si se atiende la intención de voto directa, la que expresan los encuestados cuando se les pregunta, como la estimación, la proyección de voto que se realiza sumando más variables.

La hipótesis de unos nuevos comicios no es descabellada. Es, de hecho, el escenario que manejan las fuerzas de oposición ante el esperado fracaso de la convocatoria del referéndum independentista del 1 de octubre, que presumiblemente será paralizado por el Tribunal Constitucional. Así que si el ‘president’ Carles Puigdemont convocara elecciones autonómicas en Cataluña, ERC arrasaría. Se haría con el 30,9% de las papeletas por sí misma. Una subida espectacular. En 2010, último año del tripartito de izquierdas, se quedó con el 7% de las papeletas y 10 asientos. En 2012, la última vez que se presentó en solitario en unos comicios al Parlament, se llevó el 13,7% de los sufragios. Entonces consiguió 21 escaños de un total de 135 y se convirtió en la segunda formación de la Cámara. En 2015, los republicanos concurrieron de la mano de la antigua Convergència en una lista única de la que participaron las entidades soberanistas, Junts pel Sí. El 39,59% que obtuvo la coalición se tradujo en 62 actas, a seis de la mayoría absoluta.

ERC experimenta un crecimiento espectacular desde 2010 y es quien capitaliza el ‘procés’. El PDeCAT, muy desgastado, se lleva la peor parte

La antigua CDC lleva encadenando varias crisis consecutivas. En 2010, aún bajo el paraguas de la federación de Convergència i Unió (CiU), logró un 38,43% de los votos: 62 diputados que permitieron que Artur Mas se convirtiera en ‘president’ de la Generalitat y derrotara al tripartito de PSC, ERC e ICV-EUiA que había gobernado Cataluña los seis años anteriores (2003-2010). En 2012, cuando disolvió anticipadamente el Parlament tras el rechazo del Gobierno de Mariano Rajoy al pacto fiscal, bajó al 30,71% y a los 50 parlamentarios, que junto a los 21 de ERC daban mayoría absoluta, aunque en aquel momento la formación de Oriol Junqueras rehusó entrar en el Govern.

La suma, muy similar a la de 2015

En 2015, tras el divorcio de Convergència y de Unió, consecuencia de la deriva del ‘procés’, y el deterioro de la marca CDC, lastrada por los escándalos de corrupción y la erosión de la figura del patriarca, Jordi Pujol, y su familia —todos ellos imputados en la causa en la que la Audiencia Nacional investiga irregularidades en su patrimonio—, Mas y Junqueras concurren juntos en Junts Pel Sí, en una candidatura que encabeza el execosocialista Raül Romeva. Pero esa coalición podría no repetirse en unas futuras elecciones autonómicas. En ese caso, CDC, reconvertida desde hace un año en el PDeCAT, se llevaría la peor parte. Se quedaría con apenas un 9% de las papeletas.

Los socialistas preservan su condición de tercera fuerza y suben cerca de un punto, pero Catalunya en Comú crece casi tres, hasta el 11,8%

La segunda formación en el Parlament, por detrás de los republicanos, seguiría siendo Ciudadanos, que ya ha reelegido a Inés Arrimadas como candidata ante unos futuros comicios. El partido naranja obtendría un 16% de los votos, casi dos puntos por debajo de su marca de 2015 (17,90% y 25 escaños), pero muy por encima del registro de 2012 (7,57% y 9 diputados) y mucho más del obtenido en 2010 (3,39% y 3 escaños).

El PSC resistiría como tercera fuerza en el Parlament, en un contexto de semejante polarización al de hace años, con un debate público en Cataluña dominado por el ‘procés’ y menos por la agenda social, y en donde la posición de los socialistas, la reforma federal de la Constitución, tiene mucho menos hueco. El partido liderado por Miquel Iceta, reelegido como candidato a la Generalitat, se anotaría un 13,6% de los votos. Experimenta por tanto un crecimiento de casi un punto respecto a las elecciones de hace dos años (12,72% y 16 escaños), aunque aún por debajo del umbral de 2012 (14,43% y 20 diputados), y más aún del suelo de 2010 (18,38% y 28 actas). El PSC, por tanto, contiene su caída y coge un mínimo aliento.

La cuarta plaza en las autonómicas sería para la formación heredera de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP). Obtendría un 11,8% de los votos, por el 8,94% (y 11 asientos en la Cámara) con el que debutó, con esas siglas, en las elecciones del 27 de septiembre de 2015. CSQEP se presentó entonces como una coalición que agrupaba a Podemos, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i Alternativa (EUiA, la marca catalana de Izquierda Unida) y Equo, que encabezó Lluís Rabell. La plataforma de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, no se sumó. Pero sí estuvo presente en las siguiente coalición: En Comú Podem, que se convirtió en primera fuerza en Cataluña en las generales del 20-D y del 26-J (con 12 escaños).

¿Pacto ERC-CatComú?
Colau ha sido la promotora de un nuevo partido, Catalunya en Comú (CatComú), del que por ahora se ha descolgado Podem, y que lidera el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavi Domènech, que posiblemente sería el candidato en unas nuevas autonómicas. CatComú, por tanto, experimentaría una subida de unos tres puntos respecto al resultado de Catalunya Sí Que Es Pot de hace dos años. Y crecería dos puntos si se compara con el 9,90% y los 13 escaños que se apuntó ICV-EUiA en 2012, que ya había pegado un estirón respecto a 2010 (7,37% y 10 actas). Domènech sí tiene intención de tender puentes con ERC y le ha llamado a cambiar de socio.

El PP, mientras, recupera algo de oxígeno si se compara con los últimos comicios. Del 8,49% y 11 escaños de 2015, pasaría al 10,3% en unas futuras autonómicas. No obstante, se quedaría lejos del 12,98% de 2012 (19 sillas en el Parlament) y e incluso del 12,37% (18 diputados) de 2010.

El PDeCAT, el partido de Mas, el heredero de Pujol, el que más tiempo ha gobernado en Cataluña, se convertiría en la sexta fuerza del Parlament. Tan solo cosecharía el 9% de los sufragios, por debajo del PP y lejos, lejísimos, del 30,71% de 2012. La suma de la ex CDC y ERC daría 39,9%, tres décimas más que JxSí (39,59%) en 2015.

La CUP también pierde dos puntos desde 2015. En intención de voto, quien lidera la tabla es ERC, y le siguen Catalunya en Comú y PSC

La Candidatura d’Unitat Popular (CUP) también se resentiría. Los anticapitalistas, que sostienen, no sin muchas tiranteces, al Ejecutivo de Junts Pel Sí, cosecharían ahora un 6,3% de los votos, por el 8,21% (y 10 escaños) de 2015. Aun así, la nueva cifra sería el doble del 3,48% de 2012, que le procuró tres asientos en la Cámara. En 2010 no se presentó.