EL MUNDO 09/06/13
El consejero Espadaler pide abrir una reflexión sobre el ‘proceso’
Los últimos sondeos políticos publicados sobre Cataluña, que vaticinan una debacle de CiU y el sorpasso de Esquerra, están poniendo a prueba las costuras del pacto que las dos formaciones nacionalistas suscribieron hace poco más de medio año. En vista del rápido desgaste de la federación, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, se desmarcó el viernes de sus socios de Convergència y reclamó que la agenda soberanista se detenga hasta que se sumen el PSC e ICV. Y en respuesta, desde ERC pusieron ayer en duda su compromiso con la consulta y lo instaron a «reflexionar».
Los republicanos creen que la crisis económica y el pacto con CiU proporcionan una oportunidad histórica al independentismo, y por eso, llevan desde el principio de la legislatura marcándole el paso a Artur Mas. Las quejas de Duran, cada vez más frecuentes, les irritan. Y ayer su secretaria general, Marta Rovira, salió al paso del líder de Unió. «No vamos acelerados hacia la consulta, sino que llevamos el ritmo justo y necesario para garantizarla», afirmó.
Tras estas escaramuzas subyace la desconfianza de ERC en CiU y, particularmente, en Unió. Rovira instó ayer a «algunos», en clara referencia a Duran, «a acelerar su reflexión política, porque quizás no han llegado a la conclusión de que la mejor salida pasa por poner en manos de los ciudadanos su futuro».
Pero el problema para ERC y para CDC –que celebró el sondeo que vaticina su descalabro porque «lo importante es el Estado propio»– es que Duran no está solo. La voz más importante de Unió dentro del Govern, la del consejero de Interior Ramon Espadaler, se unió ayer a la de su líder y pidió que se abra «una reflexión» acerca de los datos de la encuesta. En el partido piensan, como dijo Duran hace unos días, que CiU se equivocaría si quisiera seguir los pasos de Esquerra porque, «entre el original y la copia, la gente prefiere el original».
El PSC aprovechó también esos datos para pedir al presidente de la Generalitat un cambio en sus prioridades –en alusión a dar una mayor importancia a la crisis y al paro–, y para avisarle del peligro de que «con su voluntad de construir un nuevo Estado no acabe destruyendo al país porque divida a la sociedad».