EL MUNDO – 12/01/16
· Junqueras, futuro vicepresidente del Govern, apela al «carácter gandhiano» de los independentistas para enfrentarse al Estado.
· Consumado el pacto que propició la renuncia de Artur Mas, ERC busca rentabilizar su papel en la negociación que permitió investir al nuevo presidente de la Generalitat a sólo unas horas de que expirase el límite legal para evitar la convocatoria automática de unas nuevas elecciones.
· Oriol Junqueras se jactó ayer de haber logrado que el «procés siga adelante» al anteponer la supervivencia del desafío secesionista a los intereses de su partido.
«Todo el mundo sabe que ERC siempre pone el país por delante», proclamó el líder de los republicanos ante las bases de su partido, convocadas para celebrar el acuerdo que permite iniciar una legislatura en la que Junqueras ensueña consumar la independencia catalana.
El líder republicano recordó cómo, hace sólo una semana, abandonaba su silencio para pedir públicamente a Mas que se apartase y desbloquease así la negativa de la CUP a investirlo president aun a costa de abocar a Cataluña a sus cuartas elecciones en cinco años. «Yo siempre estoy de acuerdo con Joan Tardà», dijo entonces el jefe de filas de ERC para suscribir lo afirmado horas antes por su diputado en el Congreso, quien había exclamado: «Si Mas cede la Presidencia a un miembro de su partido, hacemos Govern y el procés sale adelante». Así ocurrió finalmente. Mas cedió el testigo a Carles Puigdemont y ello permitió a Junqueras vanagloriarse por haber jugado un papel determinante en la resolución del pulso entre CDC y la CUP.
Recordó el dirigente republicano haber «exigido» a las partes volver a la mesa de negociación cuando todo se daba por perdido, es decir, después de que Mas amenazase a los anticapitalistas con firmar la convocatoria de elecciones si no aceptaban mantenerlo al frente del Govern. «Decían que éramos unos ingenuos, pero estábamos convencidos de que habría un buen acuerdo», se felicitó ayer el líder de ERC.
Los republicanos son conscientes de que la erosión de CDC les colocaba en una posición inmejorable para ganar en unos nuevos comicios en marzo. Pero, truncado ese escenario, ahora intentan presentarse ante el independentismo catalán como los garantes de que el proceso soberanista no se haya ido al traste. El objetivo es seguir ampliando su base electoral para certificar el sorpasso a Convergència en las próximas elecciones catalanas.
Defendía ayer Junqueras que, aunque los comicios «podrían ser favorables a ERC», siempre rehuyó «cualquier interés miope, particular y cortoplacista», y «nunca quiso hablar de elecciones», sino de convertir la mayoría parlamentaria independentista salida del 27-S en un Gobierno dispuesto a culminar la «desconexión» con el resto del Estado.
ERC intentará explotar una segunda baza: la de promocionarse ante el electorado rentabilizando su papel protagonista en el nuevo Ejecutivo catalán. Ya se da por seguro que Junqueras será el único vicepresidente del Govern y que compatibilizará su cargo con la cartera de Economía y Hacienda. Además, otros republicanos ocuparán consejerías destacadas: Dolors Bassa se encargará de la de Bienestar, Trabajo y Familia, y Carles Mundó de la de Justicia. También a propuesta de ERC, los independientes Raül Romeva, Toni Comín y Meritxell Serret serán nombrados consejeros de Exteriores, Salud y Agricultura, respectivamente.
Todavía se espera que Convergència defina el papel de Neus Munté. La hasta ahora vicepresidenta del Govern podría mantenerse como portavoz y suena para el área de Presidencia. También lo hacen Jordi Baiget o Antoni Castellá para Empresa y Conocimiento y Josep Rull para Territorio. Rull sustituiría a Santi Vila –del sector menos soberanista de Convergència–, quien sin embargo continuaría formando parte del Govern, ahora como responsable de Cultura. También se da por segura la continuidad de Jordi Jané como consejero de Interior y la de Mertixell Borràs, quien pasaría de Gobernación a Enseñanza.
La estabilidad de este nuevo Ejecutivo –con un 60% de cargos propuestos por Convergència y un 40% por ERC– no preocupa tanto a Junts pel Sí como la volatilidad de la CUP. Ayer, ERC ya reconoció abiertamente que será necesaria una «negociación permanente» durante toda la legislatura para conseguir que los anticapitalistas cumplan con su compromiso.
El portavoz de los republicanos, Sergi Sabrià, ratificó ayer que la aprobación de los presupuestos de 2016 y 2017 queda fuera del pacto suscrito entre Junts pel Sí y la CUP que, en su primer punto, dice que los diputados antisistema «no votarán en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso cuando esté en riesgo la estabilidad parlamentaria». De la aprobación de las cuentas dependerá el perfil social del Gobierno que pretende declarar la independencia en un plazo máximo de 18 meses, pero también el desarrollo del «plan de choque» contra la pobreza que Junts pel Sí ofreció a la CUP como contrapartida añadida a la cabeza de Mas, y que estará dotado con 270 millones de euros.
Benet Salellas, uno de los diputados de la CUP que estaban dispuestos a aceptar a Mas como presidente, subrayó ayer que «la decisión sobre los presupuestos va a ser compleja».
Sí empiezan a aclararse otras incógnitas, como los nombres de los parlamentarios de la CUP que sustituirán a los cuatro representantes anticapitalistas que abandonan el Parlament. Joan Garriga, Mireia Vehí, Pilar Castillejo y Mireia Boya se perfilan como relevo de Antonio Baños –que anunció su dimisión después de que la CUP comunicase su no final a Mas–, de Ramon Usall –que hace meses dejó su acta por motivos personales– y de Josep Manuel Busqueta y Julià de Jodar –los dos parlamentarios sacrificados a cambio de la salida de Mas–.
Los antisistema también concretaron ayer que su intención es rotar a los dos diputados que se integrarán en la «dinámica de discusión» de Junts pel Sí para garantizar la gobernabilidad.
A la espera del grado de estabilidad que la integración de los parlamentarios de la CUP otorgará al Govern, Junqueras ya dio ayer por seguro que «la negativa del Estado» a permitir el avance del órdago soberanista continuará siendo el principal escollo para levantar una república catalana. Auguró el líder de ERC que Cataluña camina hacia «escenarios de carácter gandhiano» [por Gandhi] y advirtió a los independentistas de que será necesario aplicar los preceptos del pacifista indio para responder al Gobierno central. «Ante las dificultades, nunca rendición», clamó Junqueras.
EL MUNDO – 12/01/16