EL MUNDO 18/03/13
Los socios de Mas le presionan en direcciones opuestas: Unió sólo acepta una consulta legal; los republicanos buscan acelerar el plan
El principal escollo que va a encontrarse Artur Mas si lo que quiere es abrir vías de diálogo con el Gobierno es la desconfianza de ERC, el socio hasta ahora imprescindible para que CiU se mantenga en la Generalitat. El diputado republicano Oriol Amorós aseguró ayer que su partido tiene una fe «más bien nula» en la iniciativa que adoptó el sábado el Govern vaya a servir de algo, ni para buscar ayuda para mitigar los efectos de la crisis ni para organizar una consulta soberanista en Cataluña de manera acordada con el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
De hecho, en los últimos días se han multiplicado las voces desde Esquerra que piden acelerar el «proceso» soberanista, incluso celebrando este mismo año la consulta que quiere llevar a cabo el Ejecutivo catalán, y la reanudación del diálogo entre la Generalitat y el Gobierno sería un paso en el sentido contrario.
Amorós afirmó que «siempre» debe intentarse el diálogo, pero alertó de que hay «indicios» de que el Gobierno central no quiere ponerle las cosas fáciles al catalán. Como ejemplo, puso la «perversa» estructura de la financiación de Cataluña o el tope de déficit del 0,7% del PIB para 2013, que tanto ERC como CiU consideran inasumible.
«Hay que intentarlo, pero eso no debe constituir un cambio de rumbo» en la ruta soberanista, resumió el diputado de ERC en conversación con este diario. Porque cada vez está más claro que los socios de Mas intentan empujarlo en direcciones opuestas: los republicanos pretenden quitarse cuanto antes de encima formalismos como el diálogo con el Gobierno, que consideran inútil; Unió, compañera de federación de Convergència, avisa cada vez con más vehemencia de que sólo aceptará una vía «legal» y pactada para llevar a cabo la consulta.
Después de que La Vanguardia adelantara ayer que Mas reunió el sábado a su Govern en sesión extraordinaria para rehacer las vías de diálogo con Madrid, la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, habló de dos «líneas rojas» que no piensan traspasar. La primera, que el Ejecutivo catalán no piensa poner «en peligro» el Estado de Bienestar en los Presupuestos de 2013, aunque está dispuesto a elaborar unas cuentas «austeras». La segunda, la voluntad de organizar una consulta de autodeterminación.
Los partidos de la oposición al Gobierno de CiU criticaron la cita de Mas con sus consellers. La diputada del PSC Rocío Martínez-Sampere calificó de «paradójico» que el presidente catalán se reuniera con los miembros de su Ejecutivo pero no lo hiciera con los partidos catalanes. Se da la circunstancia de que para el sábado estaba prevista una «cumbre contra la crisis» entre todos los grupos, pero Mas la anuló en previsión de que iba a ser imposible llegar a acuerdos de calado.
El portavoz de Ciutadans, Matías Alonso, consideró por su parte que tanto CiU como ERC quieren «seguir el dictado» de la Asamblea Nacional Catalana, la entidad que organizó la marcha independentista de la última Diada y que el fin de semana puso sobre la mesa una «declaración unilateral» de independencia.