RAÚL DEL POZO-EL MUNDO

Pedro Sánchez está seguro de que formará gobierno pronto, pero nadie sabe cómo. Estamos en la liga de la corrupción: ERE contra Gürtel, el derbi de los eternos rivales, lo que las nuevas siglas llaman la corrupción bipartidista. El PSOE, aunque lo disimule, está en estado de estrés agudo, mientras le pone la mano en el pulso Pablo Iglesias, el único que los exculpa, diagnosticando que todo fue obra del bipartidismo de la soberbia. Pero el fogonazo de Sevilla dificulta la investidura. Los del ERC estaban dispuestos a no llevar a la mesa de negociación ni el indulto ni el referéndum, dejándolo para después de la investidura, pero la sentencia será otro argumento en contra del apoyo al PSOE de sus adversarios de la CUP y de los agitadores de CarlesPuigdemont. Los de OriolJunqueras presumen de vírgenes en corrupción y culpan de la estafa a los partidos monárquicos. Agustí Colomimes, el ingenio separatista, escribe que la estafa andaluza parece copiada del tiempo de la Restauración, cuando el caciquismo era el cimiento del régimen. Añade Agustí que los presidentes del PSOE son perseguidos como mangantes. «Digamos –escribe– las cosas claras para que Miquel Iceta y su corte se enteren: en Andalucía el PSOE robó durante años».

En Madrid se airea que la sentencia se había mantenido congelada para que el PSOE pudiera mal ganar las elecciones. Unos se esnifaron 741 millones y los otros lo pasaron pipa en los puticlub. La derecha hizo el buitrón a los empresarios y los de enfrente guindaron del dinero público. No se ha visto un debate más ruin de los hinchas de siglas: la sartén contra la caldera, la riña de fariseos y saduceos por el control del sanedrín. Unos dicen que este PSOE no es aquel, que no hubo enriquecimiento personal, ni dinero en Suiza; los otros responden que es el mismo PSOE de siempre. Los que esperan mandar insisten en que Pedro no tiene nada que ver en este mangue: es un caso del pasado. Los de la otra acera aseguran que la sentencia ha hecho trizas el montaje socialdemócrata en su conjunto. Piden la cabeza de Susana Díaz. José Antonio Gómez Marín, la lucidez sevillana, dice que es obvio que ni el PSOE nacional es ajeno al mangue, ni el PSOE actual nada tiene en común con sus predecesores : «La sentencia es una tragedia política no sólo para Andalucía sino para la democracia española. Si algo queda claro es que los indeseables no eran tres o cuatro golfos, sino todo un régimen clientelar. ¿Quién restaurará ahora la confianza y cómo se cuadrarán las cuentas tras el saqueo?».