Gorka Maneiro-Vozpópuli
Las agresiones deben denunciarse siempre… menos cuando no les conviene a ellos
Íñigo Errejón compareció la semana pasada ante el juez para defenderse donde corresponde de la denuncia por agresión sexual que la actriz Elisa Mouliáa interpuso contra él y explicó en abierto ante los medios para que todos conociéramos los hechos que según ella ocurrieron. Errejón hace bien en defenderse ante el juez y exigir pruebas que demuestren lo que la denunciante sostiene, a pesar de que, en el pasado, él y la horda reaccionaria a la que pertenecía negaran la presunción de inocencia a quien quería defenderse de acusaciones semejantes, dado que las denuncias falsas no existen, sólo sí es sí, al acusado corresponde demostrar su inocencia, todos los jueces son fachas y «hermana, yo sí te creo» incluso sin pruebas; ahora, sin embargo, el otrora inquisidor Errejón vuelve a confiar en el Estado de Derecho y en los principios básicos que lo sostienen para defenderse y demostrar su inocencia.
El que fuera inquisidor de la secta exige pruebas, como corresponde en un Estado de Derecho, en lugar de verbalizar «Elisa, yo sí te creo». Ahora ese eslogan ya no vale. No hace tantos años, el exdiputado de Sumar escribió en Twitter su argumentario al respecto: «No hay denuncias falsas, hay una derecha fanática cuyo trabajo es criminalizar a las mujeres»
Iñigo Errejón sostuvo ante el juez que la denuncia de Elisa Mouliáa es «falsa», y podría ser que lo fuera, porque, aunque es muy probable que porcentualmente las denuncias falsas por delitos sexuales sean incluso casi irrelevantes en relación a las denuncias verdaderas, existir han existido desde que el mundo es mundo y desde que existe la intención y el propósito de vengarse o sacar tajada de ellas. No es, desde luego, práctica generalizada, pero dice Iñigo Errejón que su caso es una de las excepciones que confirman la regla. Sin embargo, cuando Errejón ejercía de inquisidor de la Santa Inquisición de la Izquierda Reaccionaria, tal posibilidad no existía, y solo por plantear que pudieran darse en algún caso o por decir que las denuncias debían probarse, te mandaban a la hoguera. Así que Iñigo Errejón basó su declaración ante el juez en que la denuncia de Elisa Mouliáa es falsa y que todo lo que ocurrió aquella noche de septiembre de 2021 fue «consentido», aunque no sé si tácitamente o expresamente. El que fuera inquisidor de la secta exige pruebas, como corresponde en un Estado de Derecho, en lugar de verbalizar «Elisa, yo sí te creo». Ahora ese eslogan ya no vale. No hace tantos años, el exdiputado de Sumar escribió en Twitter su argumentario al respecto: «No hay denuncias falsas, hay una derecha fanática cuyo trabajo es criminalizar a las mujeres». Pero él no es derecha fanática ni pretende criminalizar a las mujeres sino defenderse con todos los instrumentos de nuestro Estado de Derecho.
Así que, en lugar de esperar sentado a ser condenado, la defensa de Errejón presentará un acta notarial con los mensajes que intercambió con la actriz para probar que su cliente no borró ningún mensaje, sino que fue la denunciante quien lo hizo antes de interponer la denuncia. Además, la defensa señaló las «numerosas contradicciones» en las que incurrió supuestamente la actriz en su declaración ante el juez. Y, por razones obvias, quiere que la denunciante demuestre lo que denuncia, porque creerle sin pruebas sería un exceso que ahora no interesa y en concreto a Errejón no le conviene, ya que se cometería una enorme injusticia contra el que fuera fundador de Podemos y mano derecha de Yolanda Díaz. Y según Errejón, la chica busca notoriedad, que es como decir que engaña para obtener un beneficio de ello, por lo que Errejón no solo no quiere que la creamos sino que pensemos que miente a conciencia y sin pruebas. Pero eso ahora no es machismo. Y ya no es cosa del heteropatriarcado o la fachosfera sino de que esta mujer miente, y que, por lo tanto, no debemos creerle.
Se sabe, en fin, que negó la presunción de inocencia a personas en la misma situación en la que él se encuentra ahora, y que ahora la reclama para sí como fundamento básico del Estado de Derecho
En todo caso, más allá de lo que relatan el denunciado y la denunciante, yo no sé nada y nadie lo sabe de momento salvo ellos, dado que sólo ellos dos se encontraban en el lugar donde ocurrieron los hechos. Al juez corresponderá dictar sentencia. Sin embargo, al margen de lo que se investiga, algunas cosas sí se saben. Se sabe que Iñigo Errejón reconoció comportamientos éticamente reprobables contra las mujeres a pesar de reivindicarse feminista. Se sabe que ni Podemos ni Sumar hicieron nada al respecto, porque las agresiones deben denunciarse siempre… menos cuando no les conviene a ellos. Se sabe que Iñigo Errejón llamó «derecha mediática» a todo aquel que recordara que existen denuncias falsas y que las denuncias deben apoyarse en pruebas, y que, sin embargo, ahora denuncia como falsa la denuncia que le afecta. Se sabe que dijo que todos los jueces son fachas y que no se puede confiar en ellos, pero es a quienes ahora recurre para defender su inocencia. Y se sabe, en fin, que negó la presunción de inocencia a personas en la misma situación en la que él se encuentra ahora, y que ahora la reclama para sí como fundamento básico del Estado de Derecho.
Iñigo Errejón es inocente hasta que se demuestren los hechos de los que Elisa Mouliáa lo acusa. Él tratará de demostrar que hubo consentimiento; ella, que no quería relaciones y que Errejón la agredió. El juez dictará sentencia. De los otros hechos y comportamientos, Iñigo Errejón sí es culpable; el principal, haber desplegado durante toda su carrera pública una enorme hipocresía política.