Carlos de Urquijo-El Debate
  • Conviene recordar algunos hitos de la traición de Zapatero al Estado de derecho y a las víctimas del terrorismo, concluidos ahora con la penúltima cesión, porque habrá más, de Pedro Sánchez

El 14 de octubre, tras su paso por el Senado, los partidos que sostienen al Gobierno dieron por concluida la tramitación de la modificación de la Ley 7/2014. De este modo, los presos de ETA verán descontadas en su liquidación de condena, los años de prisión cumplidos en prisiones fuera de España.

La polémica se ha centrado en el hecho de que, en su trámite parlamentario, PP, Vox y UPN no se percataran de la existencia de la enmienda de Sumar que va a provocar la salida anticipada de prisión de decenas de terroristas. Ante el escándalo generado en la opinión pública y la indignación de las asociaciones de víctimas del terrorismo, Feijóo afirmó «No es lo mismo un error, por injustificable que sea, que la bajeza moral de impulsar una ley a sabiendas».

Aunque tiene toda la razón el presidente del PP, la desidia y la falta de profesionalidad demostrada no se solventa sentando a Mari Mar Blanco a su lado en el Congreso ni con su brillante intervención posterior en el Senado. En la empresa privada un error de esta envergadura se habría pagado de inmediato, pero lo realmente importante es la bajeza pues, aunque la oposición hubiera hecho su trabajo, la modificación habría salido adelante gracias a la mayoría gubernamental. Hagamos memoria porque en esta ocasión Pedro Sánchez, como en su tesis, tampoco es el autor del blanqueamiento de ETA sino tan solo un discípulo aventajado.

La indignidad comenzó en el año 2000 cuando Zapatero, recién elegido secretario general del PSOE, mientras firmaba el pacto por las libertades y contra el terrorismo o aprobaba en 2002 la ley de partidos, encargaba a Jesús Eguiguren, secretario general de los socialistas guipuzcoanos, sondear con Arnaldo Otegi la posibilidad de un «final dialogado de la violencia», en román paladino la negociación política con ETA. Desde entonces, sin solución de continuidad, hemos padecido la reincorporación de una banda terrorista a las instituciones democráticas para, socavándolas desde dentro, lograr la independencia del País Vasco.

Conviene recordar algunos hitos de la traición de Zapatero al Estado de derecho y a las víctimas del terrorismo, concluidos ahora con la penúltima cesión, porque habrá más, de Pedro Sánchez. Pese a la ilegalización por el Supremo en marzo de 2003 de Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna por formar parte de ETA, permitió en abril de 2005 el fraude de su regreso al parlamento vasco bajo el disfraz del Partido Comunista de las Tierras Vascas. Ilegalizado el PCTV, autorizó su vuelta a los ayuntamientos, en mayo de 2007, mediante el trampantojo de Acción Nacionalista Vasca y cuando ANV fue también ilegalizada, forzó en mayo de 2011 al Tribunal Constitucional a permitir la sustitución de ANV por EH-Bildu.

A la infamia de Zapatero se ha sumado en los últimos seis años la falta de escrúpulos de Sánchez, que ya desde su moción de censura eligió los votos de sangre de Bildu si le servían para alcanzar el poder y mantenerse en él. Su lista de acuerdos y cesiones es casi tan larga como la de su mentor: Chivite presidenta de Navarra en 2019 y 2023 gracias a las abstenciones de Bildu, transferencia de prisiones al Gobierno Vasco para que los terroristas salgan a la calle progresando de grado ilegalmente, extensión de la ley de memoria democrática de 1978 a 1983 para denigrar a Felipe González, expulsión de la Guardia Civil de Navarra a cambio de la aprobación de los presupuestos generales de 2023, entrega de la alcaldía de Pamplona expulsando a UPN, ley de seguridad ciudadana…

Ante este panorama desolador ¿Qué es lo urgente? Pues sacar a Sánchez de la Moncloa para revertir estos años de oprobio. Y revertir no consiste en un quítate tú que me pongo yo, para eso vale casi cualquiera, revertir supone «volver al estado o condición que tuvo antes». Implica recuperar la España de la dignidad, el progreso, la concordia y el respeto a la ley que existía 2004. Ardua tarea.

Finalizado el artículo leo la noticia del rechazo del PSOE a la reforma de la ley electoral para impedir que condenados por delitos de terrorismo formen parte de listas electorales. Podrá discutirse su legalidad, pero no su moralidad, tan irreprochable como la vileza de los socialistas.

  • Carlos de Urquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco