Tonia Etxarri-El Correo
- Si hay acuerdo entre el PSOE y Junts sobre la ley de amnistía será porque Pedro Sánchez ha aceptado los cambios que decía que no podría acometer por el filtro de la UE
Si hay acuerdo entre el PSOE y Junts sobre la ley de amnistía será porque Pedro Sánchez ha aceptado los cambios que decía que no podría acometer por temor a que no pasara el filtro de la Unión Europea y del propio Tribunal de Garantías. No parece viable que el pacto contemple una normativa «impoluta» y «constitucional», como dicen en la Moncloa, con un prófugo cuya pulsión anticonstitucional ha marcado toda su actuación contraviniendo la ley durante todo el ‘procés’.
Hoy, en la Comisión de Justicia del Congreso, se escenificará el acuerdo. Lo cierto es que Pedro Sánchez no tiene mucho margen. O se plantaba ante Puigdemont, como hizo en el pleno de enero cuando el PSOE no aceptó las enmiendas de Junts que pretendían blindar los delitos de terrorismo y alta traición. O seguía cediendo a las exigencias del prófugo, cada vez más apurado desde que la sala segunda del Tribunal Supremo decidió, por unanimidad, abrirle una nueva causa por terrorismo en la investigación de los hechos violentos de Tsunami.
El pulso se encontraba en un punto de bloqueo de imposible resolución de síntesis. Un escenario inaceptable para quien tiene cogido por el cuello a Pedro Sánchez. Se podrá tergiversar los términos, pero no hay vía intermedia.
Se entiende que Sánchez esté pasando un ‘momento horribilis’ que está durando demasiado tiempo. El caso de Koldo-Ábalos, que implica a más de veinte investigados y afecta directamente a tres ministerios, dos gobiernos autonómicos cuando estaban regidos por el PSOE y con ramificaciones que todavía no han topado con la meta. Pero no se puede reducir a que todo obedece a una campaña de intoxicación y de «bulos» del PP. Ha tenido que apartar a Ábalos y respaldar a la cuestionada Francina, de momento, quejándose del ventilador del PP cuando el PSOE no aparta el dedo de la tecla del respiradero.
No es lo mismo aparecer en un auto judicial como «intermediario» de la trama del ‘Koldogate’ (caso de Ábalos) que ver tu nombre citado para una posible y futura reunión que no se ha podido demostrar que existiera. Una cita sacada a colación en conversaciones telefónicas cuando los investigados ya se sabían vigilados. Pero el PSOE se aferra a esta oportunidad. El ventilador. Hasta el punto que tiene la intención de llamar a declarar a la comisión de investigación del Congreso a medio PP. Para el caso Koldo. Suena surrealista. Acabarán dando tantas vueltas para sacudirse el polvo de la trama urdida en el entorno del Gobierno, con el pelotazo de las mascarillas y el rescate de una aerolínea (¿eso es trama o lobby?) que tendremos que creer que el escándalo del PSOE, en realidad, lo pergeñó el PP. ¿Es el PP quien tiene que explicar la presunta corrupción del PSOE?
Pedro Sánchez llena sus discursos de loas a la lucha contra la corrupción económica mientras se muestra dispuesto a amnistiar a los corruptos políticos a cambio de sus siete votos. Porque a la malversación de fondos públicos, como la del ‘procés’, no se la puede llamar de otra manera.