- El cantante debe de pensar que la actitud de Nadal, a quien llama «el millonario», anima a los trabajadores precarios a ir a trabajar con gripe en lugar de pedir la baja médica
El cantante Iván Ferreiro acaba de arremeter contra Rafael Nadal: «Es un ejemplo de mierda para los niños», ha dicho el exvocal de Los Piratas sobre uno de los mejores deportistas españoles de todos los tiempos, lo que ha indignado a seguidores y no seguidores del tenista manacorí, mundialmente admirado por su actitud y ejemplo dentro y fuera de las pistas.
Quise suponer en un principio que Ferreiro no criticaba a Nadal por su comportamiento dentro y fuera de las pistas, el respeto que muestra a sus adversarios, sus muestras de sencillez y humildad o el sentido común que despliega en cada aparición pública; descarté igualmente que pudiera referirse a su capacidad de superación personal y profesional, su capacidad de resistencia y resiliencia, su disposición a hacer frente y superar las adversidades o su saber ganar y perder dentro de las pistas, una de las cosas más difíciles en el deporte… y en la vida; es decir, todo lo mejor que nos enseña y aporta la práctica deportiva tan difícil de llevar a efecto. Me era imposible pensar que fuera posible que alguien criticara a Rafa Nadal por sus principales virtudes personales y profesionales, precisamente todo aquello por lo que se le admira dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero en la España de hoy se puede oír cualquier cosa, por disparatada que nos parezca.
Solo le faltó recomendarnos no fumar, no beber y no abusar de las drogas; y, ya puestos, caminar una hora diaria, hidratarnos, llevar una dieta baja en calorías
Luego comprobé que las críticas de Ferreiro se referían a que Nadal llegara a jugar lesionado un partido, y que tal hecho se destacara y pusiera en valor por opinión pública y aficionados. O sea, lo critica por forzar su físico hasta el extremo en lugar de bajar el pistón, llegar a jugar lesionado en lugar de guardar reposo y poner en riesgo su salud en lugar de atender los consejos médicos de toda la vida. Ahí es cuando concluye, obviando todas sus virtudes, que Nadal es «un ejemplo de mierda para los niños». Así que Ferreiro no destaca su comportamiento fuera de las pistas o su saber ganar y perder dentro de ellas; tampoco que haya participado en causas solidarias, casi siempre de manera anónima; ni siquiera que sea un buen ciudadano y pague puntualmente y sin cambiar de residencia fiscal los impuestos que le corresponden. No, todo eso lo ignora, porque a Iván Ferreiro le preocupa más que ponga en riesgo su salud y no guarde reposo. Es una obviedad que el deporte de alto nivel no es saludable, pero eso es algo que lo sabemos todos. Cuando un deportista está luchando por una medalla olímpica, no le mueve cuidar su salud sino cumplir un sueño. Los escritores suelen padecer los males del sedentarismo y los cantantes ven sufrir sus cuerdas vocales. Son gajes del oficio. Si fuéramos todos funcionarios…, sería muy aburrido.
A Iván Ferreiro solo le faltó recomendarnos no fumar, no beber y no abusar de las drogas; y, ya puestos, caminar una hora diaria, hidratarnos, llevar una dieta baja en calorías y, si fuéramos cantantes, no salir a los escenarios perjudicados. Ignoro si es por experiencia propia o propósito de enmienda, pero qué más da, ya le adelanto que a mí no me tiene que rendir cuentas o pedir disculpas. No por eso va a dejar de ser una obra de arte su interpretación de Vidas cruzadas con Quique González. Si lo hiciera, sería puro puritanismo.
Nadal fuerza su físico libremente y hasta donde considera (y bajo la vigilancia de los mejores especialistas), por lo que la comparación resulta muy forzada
Pero hay más. Ferreiro considera exprimir el cuerpo y jugar lesionado algo negativo para la sociedad y los derechos laborales de los ciudadanos. El cantante debe de pensar que la actitud de Nadal, a quien llama «el millonario», anima a los trabajadores precarios a ir a trabajar con gripe en lugar de pedir la baja médica renunciando a los derechos que les corresponden; sin embargo, Nadal fuerza su físico libremente y hasta donde considera (y bajo la vigilancia de los mejores especialistas), por lo que la comparación resulta muy forzada. Además, Nadal ya es mayorcito para tomar sus propias decisiones y los ciudadanos lo suficientemente listos para distinguir una cosa de la otra. Lo de considerar a los ciudadanos, adolescentes, y a los adolescentes, tontos, no termino de entenderlo.
En todo caso, siempre he pensado que nadie está obligado a ser ejemplo de nada sino a seguir su propio camino sin perjudicar a terceros, a pesar de todo y digan lo que digan. Y dudo que Rafa Nadal pretenda ser ejemplo de nada, lo cual es otra de sus muchas virtudes. Si Iván Ferreiro lo pensara un rato, se retractaría.