- La democracia española no es todavía lo suficientemente madura como para tener a Torrente de presidente.
Torrente sólo es la imagen que tiene la izquierda de lo que es un franquista.
Por eso les han bastado treinta segundos de vídeo para olvidar que Koldo y Ábalos eran, hasta hace nada, socialistas ejemplares.
Que sus leyes de vivienda son esencialmente franquistas.
Que su posición sobre Israel y Palestina, casi que también.
E incluso que, muy a pesar del repentino y accidental interés del gobierno por el negociado chino, todos sabemos exactamente qué ministro que va muy así del rollo guay en Twitter se sentiría profundamente dolido si le vieran cara de oso panda.
Como suele pasar, se han visto mucho más críticas a la reacción de Vox que reacciones de Vox.
¿EN SERIO, @SSantiagosegura? pic.twitter.com/hMKnen0IBI
— Mario Noya (@MarioNoyaM) August 13, 2025
Críticas que sólo han servido para recordarle a Vox lo que la propaganda, que no sé yo si la película, no deja de repetirle: que son el partido facha. El partido de los fachas, donde estarían todos los que son, incluso si aceptásemos que no son todos los que están.
Es algo que le interesa mucho recordar a una izquierda que, en cambio, y al mismo tiempo que aprovecha cualquier chiste para señalar al facha particularísimo que es Vox, acepta cada día con más naturalidad el diagnóstico de indepes y podémicos de que fachas somos todos porque la estructura misma del Estado es profundamente franquista.
Es el mismo diagnóstico y la misma ambigüedad de Torrente, el brazo sucio, putero y tonto de la ley. El que es rémora o es sistema, según se mire, pero que lo es todo a la vez.
Y de ahí la profunda lectura que nuestros hermeneutas de Twitter quieren hacer de Torrente (José Luis por casualidad, como Ábalos), que pasa también por ser la excepción en el corazón mismo del sistema y que permite sospechar que el sistema mismo es un poquito excepcional.
Le pasa un poco a Vox, que también tiene un poco de esa ambigüedad de Torrente, como tendría que tenerla, creo yo, cualquier partido que pretenda ser antisistema por lo conservador.
Es lo contrario del orden establecido, pero sólo en la medida en que se pretende garantía del orden.
De ahí que también se diga mucho que Vox se parece cada día más a su caricatura. Y que se cite hoy a ese pobre diputado murciano que contraponía el arte degenerado del cine woke al simpático Torrente que «simboliza en forma de caricatura los que muchos españoles honrados y trabajadores piensan»
Tras la filtración de las imágenes del rodaje, vengo a recordar que un diputado de VOX de Murcia llegó a decir que Torrente simboliza lo que muchos españoles honrados y trabajadores piensan. Creo que se hizo la picha un lío. No fue una intervención muy afortunada. https://t.co/NkuTq8mdzL pic.twitter.com/ZLk5JRyAdP
— Javier Rubio Donzé (@Sr_Donze) August 13, 2025
No entró en detalles, pero el de convertirse en su propia caricatura es el riesgo que tiene que correr cualquier partido antisistema que quiera evitar traicionarse, contradecirse y convertirse en puntal del sistema que vino a derribar.
Hay que exagerar y aceptar los insultos a mucha honra, porque ser insultado y parodiado es aquí lo que toca, lo que diferencia y dignifica a la oposición real.
Y hay que aceptar también el consabido riesgo de gustarse un poco más de la cuenta en el protagonismo de la burla y centrarse más en buscar el insulto que en buscar la razón. Es un pecado muy así como de adolescente y, por eso, muy propio de los partidos que se quieren puros y radicales.
Y, sin embargo, aún queda mucho para que Vox se atreva a presentarse así a las elecciones.
La democracia española no es todavía lo suficientemente madura como para tener a Torrente de presidente.