Esa pareja feliz

EL MUNDO 09/06/17
SANTIAGO GONZÁLEZ

Los enemigos de mis enemigos son mis amigos, dice un viejo proverbio cuya procedencia atribuyen algunos a los árabes y otros a los chinos, que es a quienes mayormente se atribuyen por defecto los proverbios. Aznar ha invitado a Albert Rivera a pronunciar la conferencia de clausura de la II Semana Atlántica en su Instituto Atlántico de Gobierno. El tantas veces ex presidente asistió en primera fila a la conferencia de la rising star y a la laudatio que le perpetró Gabriel Elorriaga.

Una pareja feliz. Fue un espectáculo estupefaciente, donde se pudo leer entre líneas el pentimento de Aznar: el líder del centro derecha no es el que yo elegí. Tengo un nuevo cuaderno azul con el nombre del elegido y este es Albert Rivera Díaz.

No sé, me ha parecido un poco raro que Aznar haga tabla rasa de su historia, sin admitir paladinamente que se equivocó. Él puede considerar que erró al ungir a Mariano, pero debería consolarse pensando que fue una equivocación menor. Basta imaginar lo que pudo ser si llega a proponer a Álvarez-Cascos o a Rodrigo Rato. El joven Rivera, notre petitMacron, recibió complacido los halagos, que le sirven para acotar el horizonte temporal de la comisión de investigación. No es, como se temía el marianismo, una causa general contra el PP, sino más bien una causa general contra Mariano Rajoy, especialmente por parte de Ciudadanos.

Rivera estuvo oportunista porque sólo le interesa investigar la financiación del PP a partir de 2004. No hay riesgo de que llamen a declarar a Rosendo Naseiro, aquel formidable tesorero que tenía como lema «que la pasta te caliente el muslo», en una aplicación actualizada de la leyenda de Atila y el steak tartare. Lo único que interesa en este proceso regenerador es tener un instrumento de agit prop constituido en campaña sostenida, una parrilla de San Lorenzo para socarrar lenta pero constantemente al presidente del Gobierno, que no es hombre con la soltura dialéctica que la copla le atribuía al santo: «San Lorenzo en la parrilla/ les decía a los judíos:/ dadme la vuelta, cabrones/ que tengo los huevos fríos».

Rosa Díez se preguntaba con mucho fundamento en Twitter el miércoles pasado «por qué Ciudadanos, el PSC y Podemos no han constituido aún una comisión sobre la corrupción del partido de los Pujol, Mas y compañía». Es una buena pregunta. Yo tengo una excelente opinión del trabajo de Rivera como jefe de la oposición en Cataluña. Colgué en mi blog una buena parte de las somantas dialécticas que este chico propinaba a Mas, pero parece como si el ámbito nacional le viniera demasiado grande y se hubiera perdido un poco.

Tampoco han creado los tres investigadores una comisión sobre el asunto de los ERE y el de la Formación, en los que se ha robado más que en los casos Gürtel, Púnica y Lezo juntos. Aunque no son comparables cuantitativamente, tal vez conviniera investigar el patrocinio de la satrapía venezolana y la república islamista de Irán hacia Podemos. Yo estoy seguro de que Rivera debe de tener más afinidades con Rajoy que con Iglesias. Y que con Sánchez. O debería.