LUIS VENTOSO-EL DEBATE
  • La izquierda se rasga las vestiduras estremecida ante el acuerdo de PP y Vox en Baleares, pero en realidad es perfectamente razonable
¡Escándalo, es un escándalo!, canta el incombustible Raphael en una de sus tonadas, con su llamativa mímica fuera de sí. Es la misma letra que entona al unísono el coro de nuestra izquierda cada vez que alguien se aparta del canon del buen progresista.
Hay que reconocerlo: la maestría del sanchismo a la hora de levantar cortinas de humo y escandalizarse es extraordinaria. Lo bordan y gracias al fuego a discreción de sus televisiones torean al público de tacón. La semana en que aprobaron una Ley de Amnistía manifiestamente inconstitucional lograron distraer a los españoles con una torpe, pero a la postre irrelevante, frase de Abascal en Buenos Aires.
Cuando llegan nuevas vergüenzas, como el regalo de Pamplona a Bildu, los enésimos feos al Rey o la inminente foto de Sánchez con Puigdemont; el régimen ya tiene a toda su trompetería volcada en otro falso escándalo: la cacareada reunión Sánchez-Feijóo. No hablan de otra cosa. Ya no existe tema más importante en España. Los 24 ministros y los tertulianos del Orfeón Progresista se contorsionan estremecidos: ¡pero qué es esto de que Feijóo no se cuadre ante la llamada de El Presidente!
Otra de las cortinas de humo de las últimas horas consiste en esgrimir con horror el acuerdo que han alcanzado PP y Vox en Baleares para sacar adelante los presupuestos. El periódico oficial del sanchismo y su radio hermana claman desolados contra las terribles condiciones que ha aceptado el PP por exigencia de «la ultraderecha» (léase Vox). Preguntado al respecto en el matinal sanchista de TVE, el portavoz popular Borja Sémper, que es como si fuese del PSOE pero con nómina en otro partido, casi pide perdón por el acuerdo: «No, no estaba en nuestro programa», musitó contrito mientras la gran inquisidora Silvia Intxaurrondo lo freía a la parrilla en «la televisión de todos» (de todos los de izquierdas).
Pero como no existe nada más fiable que la tele al rojo vivo, el periódico global y Tele Fortes confieso que me quedé preocupadísimo ante el nefando pacto de PP y Vox en Baleares. Así que me ocurrió la excentricidad de estudiarlo. Resulta que lo que han acordado son tres cosas: 1.- Libertad de elección de lengua en la escuela. Los padres de Baleares podrán elegir en qué idioma estudian sus hijos las asignaturas troncales de Primaria y Secundaria. Además, para que no sea un brindis al sol se destinarán 20 millones a hacerlo real. 2.- Exención del impuesto de Patrimonio hasta tres millones de euros. 3- Retirada de las subvenciones a los sindicatos y las patronales regionales.
Y en ese momento me di cuenta de que debo padecer un grave «problema de salud mental», como dice ahora nuestro «progresismo», pues resulta que las tres medidas me parecen estupendas.
Lo realmente abusivo era el rodillo pancatalanista que imperaba hasta ahora, pues en la práctica todos los niños de las Islas Baleares, fuese cual fuese su primera lengua de uso diario, eran forzados a estudiar en catalán. Lo abusivo era el impuesto de Patrimonio, que es una rareza en el mundo desarrollado, pues se considera injusto y confiscatorio. Lo abusivo es que tengamos que mantener con nuestros impuestos a unos sindicatos rendidos al sanchismo y comprados por él para que sean dóciles, unas organizaciones que en realidad le bailan el agua al Gobierno en lugar de defender los intereses de los trabajadores. Los sindicatos deben existir, faltaría más, y también las patronales empresariales. ¿Pero no es más sano un modelo donde los financien sus propios usuarios, promotores y afiliados, en lugar de tener su independencia comprada por la teta pública del Gobierno de turno?
¿Escándalo en Baleares? El auténtico escándalo es que en España exista tan poco espíritu crítico y un periodismo tan pastueño que el régimen logra vender sus motos casi sin despeinarse.