- Son PSOE y PP los partidos que garantizan la centralidad del Estado y ellos no pueden seguir agachándose para, con la excusa del cordón del zapato, escaquearse del llamamiento Real
Cuando hice el servicio militar, allá por 1975, existían varias clases de reclutas. Los había que se ofrecían para hacer cualquier cosa que demandara la brigada de la compañía; eran los llamados voluntarios. No lo hacían por peloteo; sencillamente les gustaba la aventura de lo desconocido y el riesgo. Algún falso voluntario se ofrecía con la esperanza de que su espíritu aparentemente decidido le librara de alguna guardia o le sirviera como aval para obtener un par de días de permiso.
El oficial terminaba por “calarlo” y lo que iba a ser un servicio importante se convertía en dos días de cocina mondando patatas hasta que las llagas hacían acto de presencia en algunos dedos de la mano. Por último estaban los que se escaqueaban cualquiera que fuera la naturaleza de la misión o del servicio a realizar. Había auténticos escaqueadores profesionales. No se sabe la habilidad que tenían. Siempre que se requería algo ellos estaban mirando para otro lado o se agachaban para que, casualmente, el cordón desanudado de su bota le sirviera de camuflaje. Con ellos como que no iba la cosa.
El pasado sábado, la noche de Nochebuena, vi y oí el discurso que el Rey Felipe VI dirigió a los españoles. Tres fueron los mensajes que manifestaron la preocupación que embarga al Jefe del Estado: la división social, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones del Estado. Felipe VI no se anduvo con miramiento; dentro de lo que le permite la Constitución, el Jefe del Estado entró de lleno en las circunstancias por las que atraviesa la vida política y social de nuestro país.
Al día siguiente se pudo leer en la prensa digital los elogios que los dos grandes partidos, PSOE y PP, dedicaron al discurso real. Alberto Núñez Feijoo, presidente del Partido Popular manifestó que su partido comparte “el gran discurso de S. M. el Rey en defensa de la Constitución, el legado de la Transición y la fortaleza de las instituciones ante los desafíos que enfrentamos. Confiamos en España y en el futuro que podemos construir unidos”. La dirección del PSOE escribió que “El mensaje de S. M el Rey Felipe VI demuestra que tenemos un Jefe de Estado consciente de los desafíos del país, europeísta y sabedor de que solo desde la unidad, el respeto a la Constitución y la integridad de las instituciones en tiempos difíciles, España puede avanzar”.
La política española ha llegado a un límite en el que uno de los dos partidos – o los dos- tiene que poner el punto y aparte para salir de la tensión indeseable
Efectivamente, como dice el PSOE, tenemos un Jefe de Estado consciente de los desafíos del país. Y como señala el PP, el Rey afirma que tenemos un futuro que podemos construir unidos.
No creo que ambos partidos piensen que el Rey, cuando dijo lo que dijo, estuviera pensando en los de Teruel Existe o en los de Compromis o en el grupo parlamentario Coalición Canaria o en el Bloque Nacionalista Gallego o en Rufián. Sus palabras iban dedicadas a aquellos dos grandes partidos de los que depende impedir la división social, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones del Estado. Son PSOE y PP los partidos que garantizan la centralidad del Estado y ellos no pueden seguir agachándose para, con la excusa del cordón del zapato, escaquearse del llamamiento real.
La política española ha llegado a un límite en el que uno de los dos partidos – o los dos- tiene que poner el punto y aparte para salir de la tensión indeseable que vemos con harta frecuencia en las relaciones de socialistas y populares. El que lo haga y avance ese paso para colaborar con el objetivo de no seguir tensando las relaciones y la convivencia, seguro que será premiado en la próxima cita electoral. No vale solo con aplaudir el discurso Real; hace falta darse por aludidos y sentir que la responsabilidad ha llamado a sus puertas en la nochebuena de 2022.