Los resultados electorales evidencian la complejidad de gestión del mapa político vasco, la necesidad de pactos para conseguir mayorías en las Diputaciones y los dilemas que se van a plantear en los partidos. ¿Es posible un acuerdo entre el PNV y el PSE en la Diputación de Guipúzcoa y otro entre socialistas y populares en la Diputación alavesa?
Las elecciones de ayer en el País Vasco han dejado un vencedor principal, la coalición Bildu, que superó las mejores expectativas y obtuvo unos resultados muy superiores a los que preveían las encuestas. No fue sólo en Guipúzcoa, feudo tradicional de la izquierda abertzale, sino también en Vizcaya y Álava, donde cosecharon unos notables resultados. Particularmente llamativo es el éxito de San Sebastián, donde Bildu superó a la lista encabezada por un alcalde como Odón Elorza, que perdió su imagen de candidato incombustible.
Los socialistas vascos no fueron capaces de neutralizar el ‘efecto Zapatero’, un efecto adverso que ya habían detectado hace semanas en las encuestas. Se vieron arrastrados por el desgaste y la erosión sufrida por el Gobierno central y su presidente y ni siquiera su presencia al frente del Ejecutivo vasco pudo neutralizar esa tendencia tan desfavorable.
Junto a Bildu destacan los resultados obtenidos por el PP, especialmente en Álava, donde ha sido la primera fuerza política en Juntas Generales y en el Ayuntamiento de Vitoria, lo que le da argumentos suficientes para reclamar al PSE apoyos para presidir esas dos instituciones. Los resultados alaveses de los populares representan un importante respaldo a la estrategia de Antonio Basagoiti, que puede recuperar el poder institucional que tuvo su partido hasta hace cuatro años. La mano tendida sin condiciones a Patxi López para que liderada el gobierno del cambio se ha demostrado un buen negocio político para el PP.
El PNV, con la salvedad del triunfo incontestable en Bilbao de Iñaki Azkuna, que ha demostrado ser capaz de captar a todos en todo tipo de electorados, no está para muchas celebraciones porque tiene el peligro de perder el poder en Álava y Guipúzcoa. Vizcaya ha demostrado que continúa siendo el feudo del PNV frente a las incertidumbres de los otros territorios en los que la formación nacionalista, curiosamente, ofrece perfiles más radicales que los de sus compañeros vizcaínos.
En cualquier caso, los resultados de anoche evidencian la complejidad de gestión del mapa político vasco, la necesidad de pactos para conseguir mayorías en las Diputaciones y los dilemas que se van a plantear en los partidos a la hora de concretar esos pactos. ¿Es posible, por ejemplo, un acuerdo entre el PNV y el PSE en la Diputación de Guipúzcoa y, al mismo tiempo, otro acuerdo entre socialistas y populares en la Diputación alavesa?
Florencio Domínguez, EL CORREO, 23/5/2011