La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ha aprovechado el tumulto de la cuenta atrás del Brexit para lanzar otro órdago independentista. La líder del Partido Nacional Escocés (SNP) anunció que la ley del segundo referéndum soberanista será votada la semana próxima en el Parlamento escocés, con el objetivo de celebrar la consulta «entre el otoño del 2018 y la primavera del 2019».
«Desde junio, mi objetivo ha sido intentar reconciliar el voto del Reino Unido a favor de la salida de la UE y el de Escocia a favor de la permanencia», dijo Sturgeon. «Hemos trabajado duro para intentar alcanzar un acuerdo y hemos dado a la premier oportunidades para llegar a un compromiso. Pero hemos chocado con el muro de la intransigencia».
El choque frontal entre Sturgeon y Theresa May se veía venir desde que la premier confirmó el viraje al Brexit duro. La líder independentista lleva reclamando desde entonces un «acuerdo especial» para que Escocia pueda mantenerse integrada en el Mercado Único, aunque el resto del Reino Unido opte por la ruptura para controlar la inmigración.
May acusó ayer a Sturgeon de crear «incertidumbre y división».
El tira y afloja entre las dos líderes alcanzó el primer clímax al paso de May por la conferencia del Partido Conservador en Glasgow, donde anticipó que no permitiría la «desintegración» del Reino Unido mientras se consuma la salida de la UE. El previsible adelanto en la activación del Artículo 50 del Tratado de Lisboa forzó el movimiento de piezas de Sturgeon, que no ha querido perder tiempo. «Si no hacemos nada ahora, nuestros miedos pueden materializarse y entonces sería tarde para que Escocia eligiera otro camino», advirtió Sturgeon. «El lenguaje del diálogo entre ‘socios’ con Westminster ha desaparecido por completo. Si Escocia puede ser ignorada en un asunto tan importante como la pertenencia a la UE, está claro que nuestra voz puede ser ignorada todo el tiempo».
Desde Bruselas, sin embargo, llegó un prematuro jarro de agua fría a las renovadas ambiciones independentistas de Sturgeon. El portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, advirtió que la «doctrina» anunciada en su día por el ex presidente Durão Barroso sigue en vigor. Durante el primer referéndum de independencia de Escocia, en 2014, Barroso dejó claro que «un nuevo estado independiente se convierte en un ‘tercer’ país con respecto de la UE». Paralelamente, ayer, el ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis, invitó a Escocia a «ponerse a la cola» para ingresar en la UE si se independiza, informa Lucas Pérez.
«Escocia podría verse en la tesitura de quedar fuera del Reino Unido y fuera de la UE», advirtió el líder liberal-demócrata Tim Farron, opuesto a la idea del referéndum. «Quedarse fuera de las dos uniones sería el peor de los mundos para Escocia».
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, se mostró también contrario a una nueva consulta. Corbyn acusó a la prensa de malinterpretarle cuando horas antes había dicho que le parecía «absolutamente bien» que se celebrara otro referéndum. Los laboristas, al igual que los conservadores, han anunciado que votarán en bloque contra la ley del referéndum que será defendida la semana que viene por Sturgeon en el Parlamento escocés. A la ministra principal le basta con los votos del SNP y del Partido Verde para lograr la mayoría necesaria para impulsar un segundo referéndum. La última palabra la tendrá sin embargo el Parlamento de Westminster, donde el Partido Conservador podría usar su mayoría para bloquear la consulta.