Escuchar a la gente, corregirla

EL MUNDO – 13/03/16 – ARCADI ESPADA

Arcadi Espada
Arcadi Espada

· Mi liberada: Uno de tus mantras favoritos del último tiempo es la llamada desafección política o como también podría decirse la creciente distancia entre ciudadanos y políticos, sintagma aproximado que casi alcanza los 400.000 googles. Espero, en consecuencia, que te interese el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (Cis). Como bien sabes yo tengo un desconocimiento absoluto de lo que es y piensa el pueblo sondado, y una desconfianza catastrófica respecto de la estadística pop.

Pero tu caso, y ahí coincides con el conjunto del establishment, es el inverso y a mí me gusta someterme siempre a la autoridad de mis corresponsales. El Cis determina que el paro, la corrupción y los problemas económicos son los tres principales problemas de los españoles. Parece razonable.

La lucha por la vida, es decir, la lucha por el alimento, el cobijo y el placer, son en toda circunstancia conocida la principal ocupación del hombre. Esa lucha se ha hecho encarnizada en España, especialmente por los millones de personas que acudieron desde otros lugares apostando por su prosperidad y se pillaron los dedos. Es razonable pensar que la preocupación por la corrupción es también una consecuencia de la crisis: el desespero por la situación particular de uno se agrava a la vista de la ilegalidad en que incurren los otros. Aunque sigue siendo llamativo el confuso vínculo que se da entre corrupción y elección política: en Andalucía, Cataluña y Madrid, para citar tres comunidades de peso, los ciudadanos han dado su confianza reciente a partidos que ya gobernaban y cuya honradez discuten investigaciones muy exhibidas.

Lo más interesante de la encuesta, sin embargo, no son las preocupaciones sino su ausencia. El Cis preguntó a 2.478 españoles por sus preocupaciones y su inquietud para este invierno. Ninguno citó la crisis de los refugiados. Pero hay otras despreocupaciones interesantes. La ausencia de gobierno preocupa al 0,6%, el secesionismo catalán al 0’8% y los crímenes de pareja, que el Cis llama «violencia contra la mujer», al 1,6%. Compara con el 78% que se declaran preocupados por el paro. Hay que meditar sobre el impacto mediático de estas tres despreocupaciones y la hipótesis resultante de que los periódicos hablan, sobre todo, de asuntos que preocupan poco a la gente.

Imagínate ahora que aplicáramos una de las conclusiones más perturbadoras de la encuesta, la nula preocupación por los refugiados, a la actitud del Gobierno del presidente Rajoy. ¡Aunque tal vez él mismo ya se la haya aplicado! ¿Qué importancia tiene, por poner un ejemplo de estos días, que el presidente se someta al control del Parlamento en un asunto que ni le va ni le viene a la mayoría de los ciudadanos? Y lo que vale para los refugiados, vale para la secesión patrocinada por tu Gobierno desleal, y también para los crímenes de pareja. Veo muy claro que la recuperación de la conexión entre los políticos y los ciudadanos es dejar de preocuparse por estas minucias. ¿Cómo te sientes, desdentada, y por qué, de repente, has dejado de morder con la desafección?

Como ya te he insinuado, el asunto hay que observarlo también desde los medios. Podría objetarse la salvedad de que para los periódicos no cuenta solo lo que le preocupa a la gente sino lo que, por una razón cualquiera, le interesa. Pero es difícil separar el interés de la preocupación en un asunto como el del secesionismo catalán: la ausencia de preocupación insinúa seguramente la correlativa falta de interés. Una pregunta clave para los medios trata, justamente, del interés. Hay muchas definiciones del periodismo que incorporan con más o menos vaguedad u obligatoriedad el interés de la gente. Pero la gente se interesa muchas veces por asuntos moralmente deplorables.

El caso de estos días de la Reina de España. ¿Alguien podría sostener que a la gente no le interesan sus sms obviamente privados? ¿Y verla desnuda? ¿Alguien puede hacer el cálculo del número de visitas que tendría una web que levísima la mostrara? Pero a la hora de hacer la selección del día (o del minuto) el periodismo hace intervenir variables distintas al interés. A veces son pintorescas. Dada la manera cómo este periódico dio cuenta el otro día de los sms de la Reina parece que importara, más que el interés del público, la mención al suplemento rosa y oro. Una mención que a cualquier periodista viperina debería llenarle de orgullo, pas mal que una Reina te llame mierda y luego lo repita en francés.

Yo creo que ni la mención ni los otros comentarios de la Reina Letizia justifican la exhibición de sus comunicaciones, tan sujetas al mediocre sarcasmo como las de cualquiera visto de cerca. Aunque el más inquietante desvarío de la historia es que alguna autoridad considerase que esos sms colaterales, pura puñalada ad hominem, tenían que formar parte de un atestado policial.

Ni el periodismo ni la política deben basar sus decisiones en el volátil, y tantas veces envilecedor, humor de la gente. Hace ya tiempo que no cito a Furio Colombo. Si cada generación tiene el derecho a votar su Constitución mucho más tendrá el derecho a ser ilustrada con citas de prestigio; y aunque hace bastantes años que el periodista y político italiano dijo añorar aquella época en que el periodismo no seguía, cautivo, a la gente, sino que se ponía delante de la gente, tal vez nunca como ahora y en la hora de nuestra muerte amén esta cita sea necesaria.

Es de una obviedad repelente que los políticos deben escuchar a la gente. Jamás hubo tantas posibilidades de auscultar el corazón social. El corazón más que la cabeza, ciertamente. De ahí que los resultados del Cis deban ser considerados seriamente por los políticos españoles, si es que el Cis les merece algún crédito. Pero no solo para atenerse al guión de las preocupaciones populares, sino también para tratar de corregirlo. A veces hay que escuchar a la gente para poder hacer lo contrario de lo que dice. En el tiempo viejo, de la política y del periodismo, a eso se le solía llamar principios.

Pero tú sigue ciega tu camino.

EL MUNDO – 13/03/16 – ARCADI ESPADA