Nacho Martín Blanco es el número uno de la candidatura popular al Congreso. Siempre lo he tenido por persona seria, formada, culta, dialogante y con un sentido del estado a prueba de bombas. Antes, desde Ciudadanos, y ahora desde el partido de Feijoó, Nacho sabe defender la Constitución, la libertad y España con gran rigor intelectual y una ironía british francamente admirables. Nacho ha explicado que debería producirse un gran acuerdo entre PP y PSOE para que la fuerza política más votada fuese la que asumiera el gobierno de la nación. Si gana el PSOE, el PP se abstendría; si gana el PP, se abstendría el PSOE. Acertadamente, el político catalán explica que con este sistema se eliminaría el sobredimensionado peso que tienen los partidos independentistas. “Es razonable que los dos grandes partidos de España tengan capacidad de entenderse”, dice, añadiendo que lo hecho por Daniel Sirera en Barcelona, apoyando a Collboni en detrimento de Trias, marca un camino.
Pero es que en Barcelona la fuerza más votada fue la de Trias, que ganó las elecciones. ¿De que se trata, entonces? ¿De un pacto de apoyos mutuos prescindiendo de si existe otro partido que gane? Un ejemplo, si gana Vox ¿el PP seguiría defendiendo un acuerdo prioritario con los socialistas?¿Estamos ante una vuelta al bipartidismo por la vía del pacto con Sánchez que es, a día de hoy, el máximo representante de los socialistas? Porque los hechos nos demuestran que acordar cualquier cosa con Sánchez equivale a una rendición con armas y bagajes. So pena de ser tildado de trumpista, facha, xenófobo o lo que sea.
Bien pudiera ser que estando todas las encuestas dando como ganador a Feijoó, lo que pretende Nacho sea obligar a que el PSOE haga un gesto que permita a los populares prescindir de Vox. Es plausible, aunque el votante de centro derecha no acabe de entender esa prevención que existe con los de Abascal y, en cambio, se dé por óptima la búsqueda del acuerdo con un PSOE que ha gobernado con lo peor del país. El espectáculo en Extremadura ha sido un buen ejemplo del pánico escénico que sienten los populares cuando se ven forzados a recurrir a ese partido. Es extraño que a alguien con el fino olfato político de Nacho Martín Blanco se le escape un gran acuerdo entre socialistas y conservadores es, por decirlo suavemente, poco menos que una metáfora retórica aunque existan muchas personas e incluso capitanes de empresa que lo desearían. Esto es así por una sencilla razón: Sánchez no es de fiar.
Los hechos nos demuestran que acordar cualquier cosa con Sánchez equivale a una rendición con armas y bagajes
La mejor solución, si se quiere disminuir la excesiva importancia que tienen en la cámara los partidos independentistas, sería la reforma de la ley electoral instaurando un sistema de segunda vuelta como el francés, con unos mínimos en tanto por ciento de votos para acceder al Congreso y un revisitación de la ley de partidos para impedir que existan formaciones que pretendan acabar con nuestro sistema democrático precisamente aprovechándose del mismo. Eso y un sistema de listas abiertas se me antoja mejor para la democracia que un acuerdo con los socialistas que postergaría a Vox y que, siendo sinceros, no hay garantías de que Sánchez llevase a cabo. Porque, querido y admirado Nacho, ya sabes que éste hombre suele tener “cambios de opinión” con demasiada frecuencia. Y no estamos para riesgos.