ABC 07/07/17
IGNACIO CAMACHO
· Feliz coincidencia: el jefe del Gobierno y el de la oposición están de acuerdo en que violar la ley es ilegal
ES una gran novedad en la política española, o lo parece, que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición estén de acuerdo en que violar la ley es ilegal. Así lo anunció el ministro portavoz, hombre de gran mérito intelectual y refinados modales al que Rajoy ha encomendado el encargo de solemnizar lo obvio y abrazar farolas. Méndez de Vigo recurrió para la ocasión a una enfática redundancia: «coincidencia sustancial en lo esencial». Lo que ante la amenaza de independencia de Cataluña viene a significar que el hombre que gobierna España y el que aspira a hacerlo concuerdan sin divergencia alguna en que a ambos les interesa presidir una nación entera, no una a la que le falte un pedazo. Bien está; los españoles nos podemos, como dice Herrera, ir alegrando.
Sucede, sin embargo, que ante el explícito desafío sedicioso de las autoridades catalanas, esa feliz concordancia no es el único aspecto sustancial del caso. Hay planteado un referéndum de autodeterminación y los ciudadanos agradeceríamos que se nos aclarase si los jefes de nuestros dos principales partidos están de acuerdo también en la forma de bloquearlo. Sobre este asunto los líderes constitucionalistas evitan cuidadosamente los comentarios. Se entiende que no quieran dar pistas sobre la estrategia pero tras la larga reunión de ayer falta por conocer si hay al respecto un compromiso conjunto firme y claro.
Existen más bien indicios que tienden a sugerir lo contrario. La portavoz socialista, Margarita Robles, considera que «no procede» la eventual aplicación del artículo 155 de la Constitución, lo que es una manera bastante diáfana de rechazarlo. Ese artículo no es el único procedimiento para impedir un acto de desobediencia de un poder autonómico, pero sin duda es uno de los que el Gobierno está considerando. De modo que ya hay una discrepancia, si no esencial, muy importante; una medida legal sobre la que el PSOE anuncia su veto anticipado. No hemos hecho más que empezar y la sustancia de la esencia, o la esencia de la sustancia, ya se va rebajando.
Quizá lo que no proceda sea el alborozo oficial: el pretendido consenso sustantivo es, en realidad, muy básico. Un mero diálogo que ni se define en lo accesorio ni se concreta en lo medular, ya que existen serias diferencias sobre el modelo y la estructura del Estado. Si la aventura de la secesión llegara a ponerse fea de veras, Pedro Sánchez buscará toda clase de casuismos para evitar darle al presidente un respaldo palmario. La situación es enojosa para él, obligado a simular una cierta avenencia con Rajoy cuando su único objetivo es el de echarlo. Es posible que a fin de cuentas no sea menester el recurso a decisiones excepcionales pero, de presentarse la necesidad, el Gobierno ha de saber –y sabe– que, por mucha esencia que quiera vender, las circunstancias le obligarán a afrontar su responsabilidad en solitario.