- España está a punto de iniciar su segunda Transición, tras unas elecciones generales de valor cuasi-constitucional
Permítanme, antes de seguir, que dedique un recuerdo por analogía a Konrad Adenauer (1876-1967), fundador de la Alemania contemporánea. Quizá porque mostró la capacidad de la democracia para sanar el país y renovó su economía. O porque alcanzó la reconciliación franco-alemana y, con Robert Schuman, abrió el camino a la Comunidad Europea en 1957 como miembro fundador. La CDU, el más ganador partido de la Historia germana en libertad, superaría con Kohl y la bisagra Genscher la vieja Ostpolitik setentera para facilitar la caída del Muro de Berlín en 1989, el voto libre en la antigua RDA y la reunificación del país en 1990. En suma, confirmó Alemania como fiable aliado: con ella celebramos el 9 de julio pasado su septuagésimo aniversario en la OTAN.
Pues bien, hoy los españoles buscamos –como en la primera Transición– los principios y objetivos sólidos de nuestra Constitución nacional, proyectados al bien común, es decir, a la honrada gestión diaria y a las aspiraciones de amplio aliento, sin las que nuestro país se ahoga. Por eso encontramos inexcusable la renuncia (diciembre 2025) al 75% de los créditos que nos aporta el Plan de Recuperación para Europa, Next Generation, el mayor paquete de estímulo jamás financiado por la Unión.
Sentado lo anterior, nuestros interlocutores internacionales necesitan conocer de antemano las líneas básicas que van a configurar nuestro futuro. Si no, no se considerarán amigos. En otras palabras, enviados sólidos deben explicar a nuestros socios los proyectos –nacionales y exteriores– en los que caben todos los españoles y a menudo también ellos mismos. Expresados en conceptos profesionales, no en argumentarios.
Perderíamos, sin embargo, un tiempo precioso si ignoráramos que sus embajadas en nuestro país ya transmiten con precisión a los capitales fraudes, errores y guerracivilismos, tan frecuentes ahora; las conexiones con tiranos iberoamericanos, pekineses, hamasíes y ayatólicos; y sus resultantes: ausencia de diálogo, desilusión, paro, carencia de viviendas dignas y adecuadas para los jóvenes que, desempleados en un insufrible 25 %, esperan reformas tras los próximos comicios.
En cambio, nuestros amigos deben saber que los españoles en democracia y desde la Unión Europea sostenemos y creamos nexos de unión como fundamento de un mundo multilateral, con reglas, para pensar, debatir y actuar juntos: entre nosotros, sin duda, pero también con nuestros interlocutores. La China del PCCh no puede seguir ganando terreno. Solo rechazamos a quienes intentan imponer un pensamiento único, también desde su dinero.
Así, los contenidos de la segunda Transición resultan simples:
Desbloqueo de nuestra sociedad. Aquí no sobra nadie. Si la Comunidad de Madrid se sitúa entre los diez mejores sujetos del mundo en el informe PISA, toda España debe encontrarse también allí. Y ganar en la proteica batalla cultural.
Desbloqueo del Parlamento. No taxation without representation. Buscamos renovar unas Cortes impedidas para votar los Presupuestos desde 2023.
Desbloqueo del Ejecutivo, con la dilución del muro electoral alzado por grupos muy minoritarios, cuyo voto controla al Gobierno para desviar tanto la gobernanza del país como su iniciativa exterior.
Desbloqueo de la separación de Poderes, para consolidar la independencia del fiscal general y de los jueces, al tiempo que para salvaguardar la naturaleza –que no Poder Judicial– de un Tribunal Constitucional cuando hoy asume por sí la casación –competencia del Tribunal Supremo– forzando la interpretación de la normativa del amparo, lo que genera inseguridad jurídica.
Desbloqueo de los factores productivos. «El miedo a hundirse socialmente afecta ya a la clase media. Precisamente esos temores lanzan la gente hacia los brazos de autócratas y populistas», reseña la razón maestra de Byung-Chul Han.
Es el respeto al otro el que nos lleva a liberar la iniciativa emprendedora, retraída por la presión fiscal y los intentos de control del mundo empresarial mediante excesos legislativos, burocráticos y políticos. Potenciamos el bienestar originado por el ahorro de las clases medias y la economía del conocimiento. Fortalecemos la investigación primaria y aplicada. Intensificamos la internacionalización de nuestro sistema financiero y empresarial. Liberamos la decisión de los representantes del trabajo para decidir con el empleador la inclusión de la relación laboral en el sistema sectorial o en el convenio de empresa. Suscitamos incentivos para mejorar la productividad. Impedimos apagones. Y así, en libertad, creamos empleo ligado a calidad de vida.
Desbloqueo de la política exterior. Regresaremos a donde nos habíamos casi desvanecido en el aire: a la Unión y sus capitales, a nuestros amigos atlánticos e iberoamericanos, mediterráneos y africanos. Al Indopacífico, desde la India, esa gran potencia amiga, hasta Australia, Japón y Filipinas. Queda demostrado que los altos cargos de Exteriores han de ser diplomáticos: siempre y solo. España no puede permitirse el iletrado spoils system.
Desbloqueo de la autonomía de las instituciones. A la base: estímulo a los poderes intermedios entre el Ejecutivo y la ciudadanía, que promueven la autonomía de la sociedad civil.
Desbloqueo de la Seguridad. Ningún conocedor sostiene que el 2,1% del Presupuesto permitiría garantizar nuestra defensa en la posición geoestratégica de España. Finlandia y Suecia han ingresado en la Alianza Atlántica en 2023 y 2024 tras las agresiones de Putin a Ucrania.
Antonio Machado dejaría escrito, como un clarinazo:
«Ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora.»
- José-Andrés Gallegos del Valle es embajador de España