Editorial-El Español

«Cualquier portada de 2024 habría hecho caer a un gobierno», dice Alberto Núñez Feijóo en la entrevista que publica hoy EL ESPAÑOL, la última que ha concedido el líder del PP antes de las campanadas de este 31 de enero. «Si yo fuera Pedro Sánchez, iría a elecciones en 2025″. El problema para el PP, claro, es que Sánchez no es Feijóo.

Nada hace pensar desde luego que 2025 vaya a ser un año más cómodo para Sánchez que este 2024 que llega hoy a su final, y que ha sido el peor desde 2018 para un presidente que se ha visto tan acosado por los casos de corrupción que afectan a su círculo político y personal más cercano como por las crecientes exigencias de sus socios.

Y entre ellas, la de acudir a Bélgica para una reunión con Carles Puigdemont, un prófugo de la justicia del que depende la estabilidad del Gobierno y la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales, ya sean los de 2025 o los de 2026.

«Lo primero que haré en la Moncloa es una auditoría de las cuentas públicas y del paro real para contarle la verdad a los españoles» dice también Feijóo durante la entrevista.

Aflora en este punto de la charla la desconfianza del líder del PP acerca de la veracidad de unas cifras macroeconómicas que el Gobierno esgrime como prueba de su buen hacer gestor, pero que contrastan con unos datos microeconómicos, los de la economía del ciudadano de a pie, que no avalan ese triunfalismo.

«En España», dice también Feijóo, «se vive de alquiler y con piso compartido; los jóvenes hoy viven peor que sus padres, que tienen menos poder adquisitivo que hace cinco años». El diagnóstico es correcto. Porque a la inseguridad jurídica y fiscal se suma hoy la inmobiliaria, alentada por unas medidas que aspiran a regular el mercado y frenar el alza de los alquileres, pero que han provocado el efecto contrario, restringiendo la oferta y generando un alza de los precios por el desfase entre la oferta y la demanda.

«2025 irá de juzgados, de Waterloo y quizás un poco de Franco. No es normal, hay que luchar contra esta frivolidad» añade luego Feijóo, poniendo el foco en los tres previsibles ejes del futuro escenario político. La corrupción que acecha al Gobierno, las endemoniadas relaciones del PSOE con sus socios parlamentarios, y la propaganda necesaria para ocultar y diluir los dos anteriores en el totum revolutum mediático.

Finalmente, Feijóo, al que se ha acusado en no pocas ocasiones de indefinición respecto a Vox, pide a los de Santiago Abascal precisamente eso: definición. «Vox debe decidir si hace oposición al PP o al sanchismo».

Una exigencia legítima que, sin embargo, podría ser contestada con Vox de forma recíproca: «El PP debe decidir si su proyecto pasa por Vox o lo excluye».

Y esta pregunta no es banal, porque si algo está hoy garantizado es que Sánchez volverá a recurrir al miedo a la ultraderecha, que tan bien le funcionó en 2023, en cuanto se active de nuevo la maquinaria electoral en nuestro país.

Si algo demuestra la entrevista a Alberto Núñez Feijóo, en definitiva, es que la alternativa al Gobierno existe. Que los votos, tal y como dice el líder del PP, existen, al menos en la teoría y siempre que se considere a PP, Vox, PNV y Junts como miembros de un hipotéticamente viable ‘bloque de la derecha’.

Pero que exista la posibilidad teórica de esos votos no implica que estos existan en la práctica. Especialmente cuando Sánchez ha demostrado una enorme capacidad para sobrevivir incluso con respiración asistida y acosado por casos de corrupción que habrían provocado la caída de cualquier otro Gobierno.

En cierta manera, España se encuentra atrapada en el equivalente de ese periodo bélico de ocho meses sin enfrentamientos que transcurrió desde la declaración de guerra de Francia y Reino Unido a Alemania en septiembre de 1939 hasta el inicio de las verdaderas hostilidades, en mayo de 1940, y que fue bautizado como ‘guerra de broma’.

Sólo que esta ‘guerra de broma’, ese interregno entre un Gobierno que no acaba de morir y uno que no acaba de nacer, tendrá consecuencias reales en la vida de los españoles a lo largo de 2025. Del trabajo de Feijóo al frente del PP dependerá, en buena parte, que esta ‘guerra de broma’ no se enquiste durante dos años y medio más.