EL PAÍS 05/07/17
· El embajador Morenés replica al diario que su «falta de objetividad» retuerce la realidad
El Gobierno español ha contestado por medio de una carta del embajador en Washington, Pedro Morenés, al editoral de «The New York Times» del pasado 23 de junio en el que el diario neoyorquino defendió la autorización del referéndum ilegal en Cataluña anunciado para el 1 de octubre por la Generalitat. El embajador y exministro de Defensa remitió una carta de protesta al director del diario, James Bennet, que fue publicada ayer, en la que expresa su «gran decepción» por el «tratamiento sesgado» de la publicación, que el independentismo ha vendido como el refuerzo internacional deseado a su plan de ruptura.
Según denuncia Morenés en la misiva, se airean sin rigor los argumentos económicos «inventados» por el Ejecutivo catalán para defender sus tesis soberanistas. «He leído con atención su editorial del día 23 de junio titulado “El desafío de Cataluña a España” y una vez más no puedo evitar sorprenderme por la falta de objetividad demostrada por su periódico, y por la flagrante omisión de datos que sesga la realidad», afirma el embajador español, que recuerda la obligación legal del Gobierno de España de prohibir un referéndum de independencia. Insiste en que ese mandato sobre la integridad territorial de los estados lo recogen «todas las constituciones escritas del mundo, con las excepciones de St.Kitts y Nevis y Etiopía». Y recuerda que el Tribunal Constitucional de Italia y de Alemania también se han pronunciado contra la posibilidad de plantear una consulta de secesión en sus regiones del Véneto y Baviera. En este sentido recupera que el Tribunal Supremo de Alaska declaró inconstitucional la secesión de Quebec y que el propio embajador estadounidense en aquel país declaró a propósito de la consulta planteada en 1995 en ese territorio que Estados Unidos «nunca autorizará a uno de sus estados a que vote para separarse».
El periódico afirmó en su editorial que «lo mejor» para España sería permitir el referéndum y que los electores catalanes dijeran «no» a la secesión.