Manuel Marín-Vozpópuli

Nadie en el ‘think tank’ de La Moncloa previó la segunda derivada: la asimilación del PSOE a un partido connivente con el racismo mas rancio y casposo

Se ha escrito, y con razón, que la Exposición de Motivos de la iniciativa legislativa pactada entre el PSOE y Junts para la “delegación” a la Generalitat catalana de competencias exclusivas del Estado en materia de inmigración tiene un tufo xenófobo. En efecto, incluye una perversa asimilación entre la población extranjera que llega a Cataluña y la de los españoles que acuden a residir a esa autonomía. Y en virtud de la protección de las esencias catalanistas, su cultura y su lengua, el proceso regulatorio para inmigrantes y ‘maquetos’ debe imponerse desde dentro de la Generalitat, considerada así Cataluña como un Estado propio. Con el tiempo, un mosso no ayudará a un policía o a un guardia civil con aspectos técnicos o administrativos propios de un puesto fronterizo, sino que decidirá quién entra y quién no en función de una orden política. Por eso no es cierto que se “delegue” ninguna función. Sencillamente se les atribuye, regala, concede o como quiera llamarse, la decisión última de rechazar o admitir a personas en Cataluña.

Se ha extendido la tesis de que la ‘pacificación’ o ‘normalización’ de la atmósfera en Cataluña se debe a Salvador Illa. A él se le atribuye el desinflamiento definitivo del suflé separatista por su talante tranquilo y reservado, y por una capacidad innata para convencer al empresariado catalán de que la vía de la independencia es inasumible. Se instala la idea de que ha sabido aprovechar con inteligencia el hartazgo de una tensión sediciosa y que ha recuperado la certidumbre y la seguridad jurídicas que se habían perdido. En definitiva, todo es mérito de un auténtico estadista.

Nadie en el ‘think tank’ de La Moncloa previó la segunda derivada: la asimilación del PSOE a un partido connivente con el racismo mas rancio y casposo del nacionalismo caduco

Sin embargo, el diagnóstico más realista es que todo este proceso se basa en una claudicación del Estado y en una cesión de soberanía basada en el ‘síndrome de la perfecta violada’. Un agresor sexual le dice a su víctima que no se resista, que someterse es la mejor opción para evitar más lesiones y pánico. A base de no resistirse, la agresión se produce sin más violencia que la imprescindible y la víctima queda resignada a lo inevitable y sin defensa posible, entregada al capricho del violador. La amenaza y el instinto de supervivencia pueden más que el miedo y todo se consuma. Hoy el Estado está sufriendo una agresión desde dentro del Estado, sin resistencia. Y si por complacer al independentismo catalán, o vasco, hay que pasar por ser racista, se pasa.

El argumentario no le duró al PSOE ni doce horas. El Gobierno quiso derivarlo a una mera cuestión técnica de distinción entre “cesión” y “delegación”. No siendo lo primero y sí lo segundo, y pese a que ministros habían sostenido meses atrás exactamente lo contrario, creyeron salvado el discurso. Nadie en el ‘think tank’ de La Moncloa previó la segunda derivada: la asimilación del PSOE a un partido connivente con el racismo mas rancio y casposo del nacionalismo caduco. Y el lema “el PSOE es racista” tiene consecuencias imprevisibles. Aquel discurso ‘happy flower’ del ‘Gobierno bonito’ en el verano de 2018 con los inmigrantes del ‘Aquarius’ ha quedado en lo que siempre fue, una mercancía de laboratorio para un Gobierno que mantenía públicamente un discurso idílico, pero que en privado se convertía en el Ejecutivo que más ‘entregas en caliente’ de sin papeles ha realizado en nuestra historia. Antes no se sentían “cómodos” cediendo la inmigración a nadie. Ahora sí, confort máximo.

Al PSOE le está costando demasiado cara la supervivencia. Asumir los postulados de un extremismo xenófobo lo aleja de su sistémica pretensión de liderar el progresismo europeo. Su discurso podrían asumirlo sin excesivos problemas la extrema derecha italiana, francesa, holandesa o austriaca porque no es cierto que este fenómeno pueda asimilarse a lo que ocurre en los ‘landers’ alemanes. La perfecta violada se somete con un discurso antagónico al de esa izquierda modélica, moderna e integradora que Sánchez dice representar porque el objetivo es la progresiva expulsión del Estado de Cataluña.

Asumir los postulados de un extremismo xenófobo lo aleja de su sistémica pretensión de liderar el progresismo europeo. Su discurso podrían asumirlo sin excesivos problemas la extrema derecha italiana, francesa, holandesa o austriaca

En 1976, Jordi Pujol escribía: “El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (…) es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido poco amplio de comunidad”. En noviembre de 2012, Quim Torra, un ‘molt honorable’ de rebote e inhabilitado, dejó escritas frases como «Vergüenza es una palabra que los españoles hace siglos que han eliminado de su diccionario (…) Los españoles sólo saben expoliar. (…) El fascismo de los españoles que viven en Cataluña es patético, repulsivo y burdo».

Esto es exactamente lo que ahora revive Carles Puigdemont y, por acción o por omisión, es lo que el PSOE consume de modo deliberado. Nada muy distinto a lo que sostenía Sabino Arana, fundador del PNV cuando sostenía aquello de que “los tipos dominantes en España son el pillo y el lerdo”. “Maketo es todo español, y especialmente el que se ha establecido en nuestra tierra. Un sinnúmero de españoles que son verdaderos parásitos de nuestra vida moral y física”. Después ocurrió lo que ocurrió. A Arana le sobrevino el “mal de las heces de piedra” y al final de su vida, con apenas 34 años, se desdijo de su delirante ideario.

El periódico “El Liberal”, en su edición del 23 de junio de 1902, se hacía eco de una publicación del semanario “La Patria”, órgano de expresión del partido bizkaitarra, en la que Arana reconducía su enfermiza xenofobia: “Sabino Arana, jefe de los nacionalistas, actualmente encarcelado y viendo que a su partido se le impide la vida legal, se propone desistir de la defensa de sus ideas, recomendando a sus amigos que reconozcan y acaten la soberanía española, y pidiéndoles un voto de confianza para redactar el programa de un nuevo partido que aspire a la felicidad del País Vasco dentro del Estado español”. Arana no debió rectificar por coacciones. De hecho, su vida en prisión era lujosa y consta que aquella Nochebuena cenó ostras, besugo, merluza y turrones. No parecía estar bajo torturas.

La perfecta violada se somete con un discurso antagónico al de esa izquierda modélica, moderna e integradora que Sánchez dice representar porque el objetivo es la progresiva expulsión del Estado de Cataluña

Es difícil prever si al final de sus días Pujol, Torra o Puigdemont devendrán en conversos razonables. Lo único evidente es que el PSOE está legitimando un discurso sucio, antidemocrático y muy contradictorio. Jordi Pujol, hoy reconocido por Illa pese a la escombrera de corrupción en que convirtió al ‘oasis catalán’ durante 24 años, definió al catalán: “Es toda persona que vive y trabaja en Catalunya”. Marta Rovira vive en Suiza. ¿No es catalana? Y el entrenador del F.C. Barcelona, alemán, no habla catalán. ¿Se le va a negar el permiso de residencia? Nos ponen demasiado fácil la demagogia.

Es lógico que haya quien arda en deseos de saber con qué truco de prestidigitación salvará nuestro Copperfield Pumpido esta estafa jurídica, una vez que la doctrina del Tribunal Constitucional, expuesta en 2010 en su sentencia sobre el Estatuto de Cataluña, sostiene textualmente que “es evidente que la inmigración es una materia que ha sido reservada con carácter exclusivo al Estado ex art. 149.1.2 de la Constitución, de modo que el artículo 138.1 del Estatuto sería claramente inconstitucional si, como parece deducirse de su enunciado, pretendiese atribuir a la Comunidad autónoma competencias en esa materia”. El TC abundaba en que cualquier delegación de funciones migratorias debe basarse en cuestiones de atención social, no de derechos esenciales. Algo tendrá que inventar nuestro particular comisariado de guardia constitucional para revocar otra vez la doctrina y satisfacer al racismo. Perdón, al sanchismo. Dichoso corrector de textos…