ABC 21/02/17
· Rajoy ve imprescindible «tomar decisiones» para que avance el proyecto europeo y Hollande subraya que «el muro no es el modelo europeo»
Desde la página 1 Mariano Rajoy y François Hollande exhibieron ayer en Málaga una alianza que va más allá de la cooperación bilateral y las relaciones comerciales privilegiadas que puedan tener. España y Francia quieren estar a la cabeza de la Unión Europea para tirar del carro del proyecto europeo y hacerlo mucho más fuerte, frente a los peligros de todo tipo que le acechan. Los riesgos más visibles ahora mismo son el populismo y la ola antieuropeísta que recorren buena parte del continente. Frente a ellos, se conjuraron para tomar las medidas necesarias que permitan avanzar con rapidez en el proyecto de integración europea.
«Hay que hablar bien de Europa» Rajoy defendió con rotundidad que es necesario «hablar bien de Europa» porque aquí tenemos «el mayor nivel de vida del mundo»
«El muro» y Hollande El presidente francés criticó con dureza a Trump y subrayó que «el muro» no es el modelo europeo
Tanto Rajoy como Hollande lanzaron una seria advertencia sobre la propagación de los populismos y extremismos, y subrayaron que de esas políticas no se deriva ninguna ventaja para los ciudadanos europeos, sino todo lo contrario. El presidente del Gobierno insistió en que es importante valorar lo que significa Europa, como primera potencia mundial en el ámbito económico, pero también en cultura o calidad de vida. El presidente francés subrayó que «Europa es útil», y así deben percibirlo los ciudadanos pese a oír voces críticas.
«Hablar bien de Europa»
Rajoy cree que los populismos «no podrán romper Europa», y confía en que algo como el Brexit no se repita en otros países, pero para ello insistió en que es imprescindible tomar decisiones, impulsar el proyecto europeo y «hablar bien de Europa». «Pregonar» sus valores a los cuatro vientos, según dijo. El objetivo es «ser más eficaces en los resultados ante los problemas de los ciudadanos», y eso se consigue con más Europa.
El presidente del Gobierno habló de los populismos y extremismos en general, sin ponerles nombres y apellidos. Pero Hollande fue muchísimo más claro cuando criticó al nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al que ataca sin matices, quizás porque él está a punto de dejar su cargo. Fue especialmente tajante al hablar de inmigración. Defendió la política europea y se preguntó qué dirían algunos si la UE levantase muros y luego pidiese a los países africanos que los pagasen. «El muro no es nuestro modelo», sentenció.
«Falsa soberanía»
Hollande criticó a quienes defienden o pronostican el fin de la Unión Europea o la salida de Francia de la zona euro o incluso de la misma UE: eso supondría «encerrarse en sí mismos, acabar con los intercambios y, en nombre de una falsa soberanía, tener menos empleo, riqueza y protección». A su juicio, quienes predicen el final de la UE atacan, en definitiva, su modelo.
Rajoy ocupa ahora mismo un lugar clave en el tablero político europeo, mientras el resto de líderes caen como naipes o viven en una total inestabilidad. Hollande está de salida, con las elecciones presidenciales francesas a la vuelta de la esquina. La primera vuelta será el 23 de abril, y con la posibilidad de que Marine Le Pen se haga con el poder. Italia acaba de cambiar de primer ministro una vez más, tras la dimisión de Renzi, y Alemania también está pendiente de unas nuevas elecciones en septiembre. En esa situación, en la XXV Cumbre Bilateral entre España y Francia se habló sobre todo del futuro de Europa, del proyecto de integración y de los retos que tiene por delante, que se resumen en tres: la inmigración, la lucha antiterrorista y la seguridad, y el crecimiento económico y el empleo. Tanto Rajoy como Hollande coincidieron en que acertar en esas decisiones es el mejor antídoto frente a los que quieren destruir Europa desde dentro o desde fuera.
Centro Pompidou
La cumbre bilateral hispano-francesa no se celebraba desde diciembre de 2014. Han sido dos años de parón, por las elecciones en España y el posterior bloqueo político, que terminaron ayer en Málaga, en concreto en el Centro Pompidou, filial de la sede principal de París, donde se celebró parte de la cumbre. Tanto el Pompidou como la figura de Picasso son, según comentaron los dos presidentes, símbolos de la buena relación y cercanía que tienen los dos países. Rajoy y Hollande mostraron desde el primer momento la estrecha amistad que une a los dos países, y la buena relación que tienen entre los dos. Ambos han estado prácticamente el mismo tiempo en el poder, ya que el primero ganó las elecciones en diciembre de 2011 y el segundo en marzo de 2012.
El presidente recibió al dirigente francés en el aeropuerto de Málaga, y desde allí fueron al centro de la ciudad, donde les esperaban la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el alcalde, Francisco de la Torre. Rajoy y Hollande recibieron honores militares y pasaron revista a las tropas. Los himnos fueron por la banda de música de la Brigada Alfonso XIII de la Legión, con sede en Viator (Almería). Fue interesante escuchar cómo la banda interpretó la Marsellesa, antes del himno nacional de España.
Acuerdo sobre ETA
Junto a Rajoy viajaron a Málaga los ministros de Exteriores, Justicia, Interior, Fomento, Educación y Cultura, Energía y Turismo y Economía, que mantuvieron reuniones sectoriales con sus homólogos franceses.
La de los ministros de Economía, por cierto, se llevó a cabo en el avión, ya que ambos se dirigieron inmediatamente a Bruselas para participar en una cumbre europea. Uno de los acuerdos más significativos entre los nueve alcanzados en Málaga fue el de entrega, por parte de Francia a España, de efectos incautados en las actuaciones contra ETA. El acuerdo, en realidad, es una declaración de intenciones, pero supone un paso adelante en una reclamación de España para incorporar al memorial de Víctimas del terrorismo una documentación fundamental. Según ese acuerdo, las autoridades españolas recibirán de Francia objetos y documentos incautados a ETA desde 1999 en casos instruidos por el Tribunal de Gran Instancia de París y que han sido juzgados de forma definitiva. La declaración fue firmada por los ministros de Justicia e Interior.