Florencio Domíguez, EL CORREO, 24/4/12
Con más discreción que Currin, ha visitado Euskadi Ram Manikkalingan, miembro de la Comisión de Verificación
Creíamos que ETA era una especie en vías de extinción que se encaminaba hacia su encuentro con el sumidero de la Historia, pero de pronto nos hemos encontrado con el conservacionista Brian Currin que sugiere declararla especie protegida.
En los últimos días hemos asistido a una ofensiva de diversos miembros de las comisiones internacionales autoconstituidas en pacificadores del País Vasco. Este fin de semana el protagonista ha sido Brian Currin. El sábado por la mañana anduvo de pintxos por la bilbaína calle Ledesma, y por la tarde de actuación política en el Kursaal donostiarra. Además de reclamar la conservación de ETA alegó que la banda «ya no existe como organización armada» como argumento para reclamar al Gobierno que haga movimientos.
De las premisas del abogado sudafricano pueden sacarse, sin embargo, conclusiones muy diferentes a las suyas. Por ejemplo, si ETA no existe como organización armada y ni siquiera tiene armamento, entonces podríamos desmantelar la Comisión Internacional de Verificación y el propio Grupo Internacional de Contacto de Currin y dejar que la política vasca discurra por sus propios cauces, sin interferencias de los visitadores exteriores.
Con más discreción que Currin, también acaba de visitar el País Vasco Ram Manikkalingam, miembro de la Comisión Internacional de Verificación, que mantuvo contactos discretos, el pasado martes, día 17, con las organizaciones con los que este organismo viene reuniéndose desde septiembre del pasado año. El mensaje del verficador que quedó en algunos asistentes fue también la necesidad de que el Gobierno de Mariano Rajoy haga algo para que no se desmorone el proceso. El tercero en tomar la palabra ha sido Alberto Spektorowski, integrante también del GIC, que ha concretado las exigencias al Ejecutivo en el acercamiento de presos y la legalización de Sortu.
Spektorowski, incluso, ha indicado que hay que tener en cuenta el riesgo de una escisión de ETA. También Jonathan Powell, el ex jefe de gabinete de Blair y participante en la conferencia internacional de San Sebastián, recientemente daba consejos al Gobierno para evitar una ruptura en ETA. Powell algo debe saber de la ruptura de grupos terroristas porque el proceso de Irlanda del Norte en el que él tuvo protagonismo destacado terminó con el IRA roto en tres pedazos. Hay que imaginar, por tanto, que sus consejos pasarán por hacer lo contrario de lo que él hizo.
Llama la atención que tanta inquietud de visitadores, facilitadores y verificadores por los ritmos del «proceso» coincida milimétricamente con las preocupaciones de la antigua Batasuna reflejadas en su documento de línea política para 2012: «A los Estados les interesa que el proceso se desarrolle lentamente e intentarán alargar lo más posible todos los plazos –ha escrito la izquierda abertzale–. Con ello, el proceso se desvirtúa, reduciéndose a una salida meramente técnica. (…) Tenemos que intentar acelerar el proceso, sin dejar que el resto de agentes tomen posiciones». En ello están todos esos grupos.
Florencio Domíguez, EL CORREO, 24/4/12