IGNACIO CAMACHO-ABC

  • «El mayor peligro, para el partido y para España, es que los socialistas no hayamos aprendido nada de esta etapa»

«Por supuesto que el candidato debe ser él. Sólo faltaría que le endosase a otro la defensa de su mandato». Habla un exdirigente del PSOE. Tardofelipista y ex alto cargo. No ha ido a las reuniones de compañeros críticos con Sánchez »porque me siento viejo para conspirar, pero muchos de nosotros hablamos a menudo, nos telefoneamos, quedamos a comer y compartimos la preocupación por el rumbo del partido. Aunque no sé si servirá de algo. Es verdad que hay gente de prestigio significativo, pero en general el eco de esta reflexión es más mediático que real y hay que saber dónde estamos, en el sentido de que las bases actuales van en su mayoría por otro lado. Y tampoco estamos todos de acuerdo en el asunto de la candidatura. Algunos, como Guerra, sugieren que el presidente tendría que dar un paso atrás ya, que su presencia es perjudicial para las siglas, mientras que otros, entre los que me cuento, creemos que es mejor que comparezca para no quemar a un sucesor, como pasó con Rubalcaba. En el entendimiento, claro, de que va a fracasar y entonces se abrirá un proceso de relevo. Si aguanta habrá un problema, porque tendrá con seguridad menos escaños y la fuerza de los aliados en el Gobierno será aún mayor que ahora. Sin embargo, aun con ese riesgo, opino que tiene derecho y además es preferible que dé la cara y, como lo probable es que se la partan, abrir después del verano la catarsis. Para hablar de postsanchismo lo lógico es esperar a que caiga Sánchez«.

«En todo caso, no hay debate: se va a presentar y punto. Ya conoces al personaje. Y la paradoja, entiéndeme, es que quienes lo queremos fuera lo vamos a votar casi todos. Sin convicción y con la nariz tapada, sí. ¿Por qué? Porque somos socialistas y no nos vemos votando otra cosa. Imagino que Leguina, o César Antonio Molina, o Paco Vázquez, han roto ya emocional o intelectualmente, pero lo que yo detecto es que la mayoría iremos con la papeleta del PSOE. Hemos perdido la confianza en el líder, no nos reconocemos en su línea populista y disgregadora, pero seguimos teniéndola en el partido y en su papel de estabilizador sistémico, que es lo que tenemos que recuperar. Desde mi punto de vista, se necesita un grupo parlamentario fuerte para que la extrema izquierda no encabece la oposición al presumible Gobierno de Feijóo. Y ya será difícil lograrlo si el recambio de Sánchez no está en el Congreso. Por decirlo gráficamente, sería objetivamente bueno perder pero no por goleada, y por eso no vamos a meternos gol en propia puerta. ¿El futuro? Uff, me gustaría ser optimista pero el daño es grande, la estructura interna está destruida, la militancia radicalizada… Te diré cuál es para mí el mayor peligro: que no hayamos aprendido nada. Que no haya consenso tras la derrota y salga alguien de la misma o parecida cuerda en unas primarias. Entonces sí estaremos jodidos. Nosotros… y España«.