Juan Pablo Colmenarejo-ABC
- El jefe del Gobierno se contenta con hacerse unas fotos y sonreír al pajarito. Mientras tanto, los de siempre, el personal diplomático y de seguridad, jugándose el tipo en los metros cuadrados que todavía pisan unas democracias liberales en otra retirada inolvidable
Una semana después, cobijado entre los dirigentes europeos, recién llegado del palacete isleño, Sánchez toma la palabra y engola: «Como presidente de esta nación». Fin de la cita. Como diría Rajoy: «Se quedó en su paz». ¿En qué artículo de la Constitución o ley orgánica se le atribuye al presidente del Gobierno ese rango? Sánchez preside el Consejo de ministros, el poder ejecutivo, una parte del Estado, no el todo. Da igual, toca citar a Zapatero: «Las palabras están al servicio de la política». Ojalá desde el aparato de Comunicación de La Moncloa disculparan al presidente por haber tenido un lapsus. No parece que haya sido un accidente. Con Iván Redondo no pasaban estas cosas, sino otras, aunque el nexo
es Sánchez. Como ya no está el gurú en Palacio, los recién llegados andan buscando «un nuevo enfoque» a la comunicación. Se ha notado ya este verano con el presidente siguiendo la espantada de Afganistán en el plasma y con alpargatas de andar por Lanzarote. El tajo a los pies del presidente en el posado pasa a la historia del recortable.
Que no le den muchas vueltas los del nuevo gabinete a la política de comunicación. Con Sánchez, la comunicación es la política. ¿Está Biden? ¡Qué se ponga, y le hacemos una foto al teléfono! Tras el ninguneo oficial al no citar a España en el capitulo de agradecimientos, por lo menos una instantánea para el álbum y un lo que usted diga en Rota y Morón. Se deduce por el gesto serio y concentrado de Sánchez: habla con el presidente de otra nación, de tú a tú.
Biden nos tiene apuntados por otras batallitas. No se le olvida al entonces vicepresidente de Estados Unidos, que nuestro Zapatero pidió a los aliados que se largaran de Irak como ya había hecho España.
No vale quejare. Si no pintamos nada será porque así lo hemos querido. El jefe del Gobierno se contenta con hacerse unas fotos y sonreír al pajarito. Mientras tanto, los de siempre, el personal diplomático y de seguridad, jugándose el tipo en los metros cuadrados que todavía pisan unas democracias liberales en otra retirada inolvidable.