José Alejandro Vara-Vozpópuli
- España no es más que puro nombre, continente, formalismo provisional hasta que se cierre esta transición constituyente
La semana pasada la selección femenina de España ganó a la selección de una región de España en la final de la Liga de Naciones de cesta punta. En el mismo torneo, la selección masculina de la misma región de España había eliminado previamente a la selección de España en semifinales. Las dos parejas masculinas enfrentadas eran vascas, y por tanto también españolas. En el combinado femenino, las dos parejas eran españolas, concretamente vascas.
El evento ha supuesto un triunfo histórico para los nacionalistas vascos, puesto que se les ha permitido jugar brevemente a lo de las naciones con carácter oficial. El deporte era, como siempre, lo de menos. Para los españoles promotores de la desintegración nacional también ha resultado positivo, porque diversidad, pluralismo y demás estupideces. Incluso esos españoles moderadamente preocupados por algunas cosas, pero tampoco hay que sofocarse, en fin, confiemos en las instituciones y en Europa, pueden sonreír, porque una de las finales las ha ganado, nominalmente, España. Todos contentos.
“Lo mejor” es que no suene el himno en Guernica, lo mejor es escribir “Gernika” aunque sepamos que en español se escribe “Guernica”, lo mejor es impedir que en las escuelas de esta región española se pueda estudiar en español y repetir que los desastrosos resultados académicos no tienen nada que ver con esto
En El Correo recogían el esperpento con un titular muy propio de estos tiempos. “Máximo respeto en la grada hasta que sonó el himno”. Sonó el himno español en Guernica y se produjo una pitada enorme. Como siempre. Con la indiferencia de siempre en los medios y en los partidos, porque no hay que entretenerse con cuestiones insignificantes. El titular es muy propio de estos tiempos, pero el final del segundo párrafo es la clave: “Una pitada mayoritaria que llevó a pensar a unos cuantos que lo mejor era que el himno acabara cuanto antes”.
“Unos cuantos” son los que llevan décadas pilotando este proceso de desintegración nacional en nombre de ese “lo mejor” que es la convivencia, el consenso, la tranquilidad y el pluralismo. “Lo mejor” es que no suene el himno en Guernica, lo mejor es escribir “Gernika” aunque sepamos que en español se escribe “Guernica”, lo mejor es impedir que en las escuelas de esta región española se pueda estudiar en español y repetir que los desastrosos resultados académicos no tienen nada que ver con esto, lo mejor es decir que “etxera” significa en cumplimiento de la legislación penitenciaria y no en la calle sin cumplir su condena, lo mejor es mirar para otro lado cuando por el norte te viene la foto de un etarra, por el sur un cartel de amnistía, por el este un homenaje a algún asesino y por el oeste un concejal con delito de sangre.
Esa misma semana se celebró en España, concretamente en Barcelona, una conferencia de presidentes autonómicos. Como siempre, los asuntos a discutir eran lo de menos. Lo importante era exactamente lo mismo que en la Liga de Naciones de cesta punta: jugar a la oficialidad. La manera de llevarlo a cabo se había anunciado previamente: pinganillos y traductores para escuchar a dirigentes de varias regiones españolas hablar en la lengua cooficial de su región en un foro nacional. Porque de esto va todo en España desde hace demasiado tiempo. De mostrar que España es sólo un continente formal para el desarrollo de todas las “nacionalidades históricas”, las únicas reales, legítimas y aceptables.
PNV y PSOE han conseguido, con absoluta inacción -cuando no aquiescencia- del resto de españoles, la prohibición de facto del castellano en las escuelas españolas de esta comunidad autónoma. Y con el castellano, de todo lo español
La performance tuvo dos portavoces de altura, dos mensajes que encajaban con la precisión de un clavo en un ataúd. Francino proclamó en la Ser que “no es español quien no respeta las cuatro lenguas de España”. Lo que traducido quiere decir: no es español quien aún defiende la existencia de España. Y puesto que quien trabaja por la destrucción de España, evidentemente, no quiere ser español, habría que asumir que ya nadie es español en España. Y por lo tanto que España no es más que puro nombre, continente, formalismo provisional hasta que se cierre esta transición constituyente en la que llevamos metidos casi medio siglo.
Por su parte, Imanol Pradales, presidente autonómico de la región vasca, hizo gala del tan característico y prestigioso jesuitismo autóctono. “¿Qué tipo de libertad reivindica quien niega la libertad de elegir el idioma en que se habla?”. PNV y PSOE han conseguido, con absoluta inacción -cuando no aquiescencia- del resto de españoles, la prohibición de facto del castellano en las escuelas españolas de esta comunidad autónoma. Y con el castellano, de todo lo español. El himno. La grafía. Los símbolos. La historia. Los referentes. Lo común.
Tras la conferencia de presidentes autonómicos hemos vuelto a leer aquello de que estamos ante la “nueva cortina de humo para que no hablemos de lo importante, de los escándalos, de Sánchez”.
Seguimos sin entenderlo. Esto es lo importante. Esto es el escándalo.