TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • El PSOE ha gobernado con todos los ‘melenchones’ posibles en España

Tal vez este miércoles los análisis sobre España y Francia se queden en el partido de anoche –esperado con más envalentonamiento que en la batalla de Bailén, más pasión que el 2 de Mayo, más determinación que en el sitio de Zaragoza y más confianza que en el asedio de Cádiz–, pero horas antes todas las miradas apuntaban a la política francesa tras las legislativas. Como es habitual, los análisis no pretendían clarificar el paisaje sino apropiarse de los resultados con ventajismo oportunista. Mientras Vox felicitaba al ganador en votos, aunque tercera fuerza, como ellos aquí, Feijoo elogiaba que la referencia sea el centro moderado frente a los extremismos, como sus socios de Vox, y Yolanda Díaz equiparaba el éxito del Frente Popular con el fracaso de Sumar. En fin, imposturas a prueba de todo. El Gobierno veía la victoria del Frente Popular como la confirmación de su propio triunfo, aunque aquí perdieron en las urnas.

No deja de resultar cínico que desde Moncloa se lanzaran a degüello sobre Feijoo por sostener que «Europa siempre se ha construido desde la moderación; el centro político debe unirse para evitar que los extremistas dirijan su futuro». Pilar Alegría le enumeró de inmediato sus cinco gobiernos con Vox exigiéndole que «sea coherente y rompa con ellos». María Jesús Montero añadía: «¿A quién pretende engañar?». Y es cierto que el PP gobierna con Vox, tanto como que Sánchez gobierna con la extrema izquierda, primero Podemos y ahora su marca blanca, Sumar, y además con Bildu, albaceas políticos de ETA, a los que han dado Pamplona; y con los golpistas de 2017, tanto la izquierda radical de Esquerra como la derecha radical de Junts… Sí, la España actual tiende a los extremos, y es un efecto diferido del «no es no» de Sánchez en 2016, cuando vetó cualquier salida moderada, tipo gran coalición a la europea, hasta la moción de 2018 diseñada por los antisistema, vertebrando el sanchismo. Un país volcado a los extremos es el legado político de Sánchez.

Sostiene Marisú Montero que «estamos absolutamente mimetizados» con Francia. Más allá de la jerigonza, nada que ver con la realidad. Macron ha vetado a Mélenchon, en tanto el PSOE ha gobernado con todos los ‘melenchones’ posibles en España. Macron sí mira al centroderecha, ante el que el PSOE ha levantado un muro. Sánchez compró su investidura ante la victoria del PP, al precio de una amnistía y el relato del ‘lawfare’ que han debilitado el Estado de derecho. El éxito francés es relativo –Le Pen no podrá gobernar por la singularidad del sistema aunque ha ganado de largo el voto popular– pero Macron se ha volcado contra la extrema derecha. Sánchez hace todo lo contrario: alimenta la efervescencia electoral de la extrema derecha, incluso al propio Alvise, para tener un espectro con el que movilizar a sus votantes. Francia apunta al centro y Sánchez no. Cualquier comparación con Macron es ridícula. Esto no es Francia; esto es Fran… kenstein.