IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo

Sabemos que la evolución del empleo, con la pandemia de por medio, es mala. Pero las estadísticas son tan prolijas y salen con tanta frecuencia que nos complican el juicio a la hora de evaluar cómo de mala es la situación. Por eso me voy a quedar hoy con lo que dicen los expertos acerca de los datos conocidos ayer, correspondientes al mes de agosto. Un mes importante porque durante él las contrataciones acostumbran a subir para atender la demanda de turismo estacional y que al final suele recoger la finalización de muchos de esos empleos que no siguen en septiembre. Este año ha sido todo tan raro, que la conclusiones hay que tomarlas con cierta precaución.

Por si fuera poco complejo todo, no podemos olvidar que los ERTE difuminan el paisaje y que hasta que no sepamos el destino final de todas las personas cobijadas a su amparo -siguen siendo muchos cientos de miles-, no podremos calibrar con precisión el daño causado por el maldito bicho. Una situación que gira al vaivén de la evolución sanitaria y que, en consecuencia, se va alargando mes tras mes.

Bueno, pues el servicio de estudios del BBVA, que es uno de los organismos que con mayor cercanía y detalle analiza el mercado laboral, asegura que en los meses de junio, julio y agosto tan solo hemos recuperado el 37% del empleo destruido entre marzo, abril y mayo. Mala cosa. Cuando empezó todo pensamos que dos meses de parón económico era el límite de lo que podríamos aguantar. Ahora vemos que seis meses después el túnel sigue sin mostrarnos la luz que indica la salida.

Todo ello a pesar de los estimables esfuerzo que hacen los políticos por arreglar el empleo o al menos el empleo de sus amigos. Pablo Casado que, en buena lógica, no quiere apoyar unos Presupuestos que desconoce y de los que recela por culpa de quienes se supone que los van a elaborar (Podemos está en el Gobierno…), ha ofrecido la creación de una agencia para canalizar los dineros que vendrán de la UE. ¿Otro organismo más? ¿No tenemos suficiente con tantos ministerios, cuyos representantes atiborran la mesa del consejo y con los miles de organismos que pululan a su alrededor? ¿No podría encargarse la propia AIReF? Lo bueno de crear tantos organismos es que luego podemos crear nuevos organismos de coordinación de organismos y así vamos colocando a la familia y cumpliendo con los amigos.

Un último apunte. Los datos vascos fueron muy malos. Desde luego no le va a faltar ni trabajo ni preocupaciones al nuevo Gobierno que echa hoy a andar.