¿Sus objetivos? Primero, evitar que se produzca un traslado masivo a prisiones españolas. Segundo: buscar el acercamiento del centenar de presos a la frontera con España pero sin abandonar territorio francés.
Las organizaciones de la izquierda abertzale asentadas en Francia llamaron a la puerta de Taubira cuando estaba al frente de Justicia. Ésta se la abrió y mantuvo varias reuniones de trabajo con estos grupos. Cierto que Taubira no llegó a comprometerse a nada pero tampoco dio un no claro a las peticiones de los radicales. De hecho, como recuerdan fuentes de la lucha antiterrorista, la ex ministra llegó a realizar una encuesta oficiosa entre los presos de ETA para conocer si estarían dispuestos a trasladarse a España para cumplir el resto de sus penas. La respuesta fue unánime: todos los presos de Francia le dijeron que no, que no quieren salir de Francia, aunque eso supusiera unos traslados más cómodos para sus familiares.
El entorno de ETA perdió la batalla del acercamiento con Taubira con su destitución como responsable de Justicia. El aterrizaje del nuevo ministro, Jean-Jacques Urvoas, supuso el cortocircuito de las vías que la izquierda abertzale directamente tenía abiertas con el Ministerio de Justicia. Ahora, el tono y las formas han cambiado. Aunque no existe un choque, porque Francia tampoco quiere una situación de tensión con las estructuras proetarras, sí que se ha producido un potente enfriamiento.
Y por este motivo, desde hace ya un par de meses, el entorno de los presos de ETA ha puesto en marcha otro plan para intentar un acercamiento con el ejecutivo francés que le permita presionar por los presos.
Así, la izquierda abertzale ha «reclutado» a intelectuales franceses de izquierda, procedentes de asociaciones de Derechos Humanos, del mundo docente, del ámbito de la política penitenciaria… que no tengan una losa clara de pertenencia a la izquierda abertzale gala. Buscan «marcas blancas», personalidades que puedan defender su mensaje sin que suponga para el Ejecutivo dar la imagen de que vuelven a abrir vías a los proetarras. Una de las caras de esta nueva iniciativa es Louis Joinet, jurista francés y experto independiente en el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Las gestiones de este nuevo grupo de «amistad franco-vasca» han fructificado en tres conferencias en la Asamblea Nacional en las que se habló de la situación de los presos etarras en Francia.
La comunicación del Gobierno con este nuevo grupo de presión es mínima, pero está abierta. En España hay tranquilidad ante este nuevo movimiento abertzale. Dudan que el Ejecutivo de Hollande modifique la actual colaboración. Los movimientos abertzales tratan de impedir que las gestiones ya iniciadas por España y Francia para trasladar a una quincena de los más destacados etarras a la península fructifiquen.
Esos contactos estaban ya muy enfilados. Pero la situación política actual de España los han enfriado. Cuando se concrete esta iniciativa, los etarras que lleguen de Francia serán distribuidos en prisiones del sur de la península. «Ninguno de los que lleguen estará un kilómetro más cerca del País Vasco de lo que está ahora», aclaran estos responsables de la seguridad del Estado. Según los últimos datos oficiales, en prisiones francesas están entre rejas 85 internos etarras. En España, 295.