EL MUNDO – 02/04/17
· La banda terrorista traslada a la Comisión de Verificación que lo encontrarán en 45 bidones.
· La organización terrorista ETA ha trasladado ya a los integrantes de la Comisión Internacional de Verificación sus planes de entrega de armas para el próximo día 8.
· Según explicaron a este periódico fuentes cercanas a este proceso, los terroristas han detallado el arsenal que será puesto a disposición de esos verificadores quienes, junto a un grupo elegido por la izquierda abertzale, asistirán al acto organizado en las inmediaciones de Bayona.
En concreto, los etarras han asegurado que entregarán, entre otro material, 55 armas cortas y 2.500 kilos de diferente material explosivo. Además, se espera que depositen alguna arma larga y material para la confección de artefactos explosivos, como pudieran ser detonadores o temporizadores, y material electrónico para elaborar mandos a distancia.
La banda terrorista ha comunicado a esos verificadores que ese material está guardado en 45 bidones repartidos por zulos en la zona fronteriza de Francia con el País Vasco, siempre en territorio galo.
Los organizadores de esta entrega, además, habrían precisado que dichos bidones están etiquetados y que sólo esos se corresponderían con su arsenal. Las fuentes consultadas por este periódico aseguraron que las referencias de los bidones con las armas van desde el recipiente numerado como ZM-BM01/2015 hasta el etiquetado como ZM-BM45/2016.
Asimismo, desvelaron que existen desacuerdos entre las cifras de armas que ETA anuncia que pondrá a disposición de estos verificadores el próximo domingo y lo que esperaban recoger de los zulos, cuya ubicación será precisada en los próximos días a estos verificadores.
Porque, como explican los especialistas de la lucha antiterrorista, sólo en armas cortas se produce ya un desfase importante. En concreto, del robo de armas que ETA llevó a cabo en la localidad francesa de Vauvert en 2006, aún faltan por recuperar 150 de esas pistolas. Si ahora sólo entregan 55, aún quedarían casi un centenar en manos de los etarras. En aquella ocasión, la organización terrorista sustrajo de la empresa de armas 300 revólveres, 50 pistolas, munición y piezas sueltas de estas armas cortas.
Desde aquellas fechas, los diferentes golpes policiales han logrado recuperar una parte importante de esas armas. Pero, como explican las fuentes consultadas, aún queda por recuperar la mitad del armamento robado.
Desde el Ministerio del Interior se ha trabajado siempre bajo la hipótesis de que ETA no iba a entregar ninguna de las armas que hubiera sido utilizada en atentados o que permitiera nuevas investigaciones policiales y judiciales.
Los terroristas, los verificadores, y los miembros seleccionados por la izquierda abertzale de la sociedad civil vasca para participar en este acto del día 8, cuentan con que las autoridades francesas y españolas no actúen el próximo sábado durante el «evento». Porque, para las Fuerzas de Seguridad del Estado, este acto de «desarme» es «pura propaganda». Entienden que ETA entrega las armas así, «o una parte de ellas», «antes de que se las quitemos nosotros», apuntan fuentes de la lucha antiterrorista.
Nada apunta a que desde Francia se esté preparando algún dispositivo especial para evitar la entrega. De hecho, el anuncio de los portavoces colaterales de ETA indicaba que los destinatarios del arsenal serían las autoridades galas.
Fue el 31 de julio de 1959 cuando un grupo de estudiantes radicales fundó Euskadi Ta Askatasuna (Euskadi y Libertad). Este grupo, disidentes del colectivo EKIN –nacido en 1952 para reaccionar contra la pasividad y el acomodo que en su opinión padecía el PNV– fue el que creó la serpiente que durante más de 50 años ha sembrado la historia de España de sangre y fuego, con casi un millar de muertos y con no menos de 3.720 integrantes que han militado en sus filas.
Sus cuatro pilares básicos son: la defensa del euskera, el etnicismo (como fase superadora del racismo), el antiespañolismo y la independencia de los territorios que, según reivindican, pertenecen a Euskadi: Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra (en España), Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa (en Francia).
Su primera acción violenta se produjo el 18 de julio de 1961: el intento fallido de descarrilamiento de un tren ocupado por voluntarios franquistas que se dirigían a San Sebastián para celebrar el Alzamiento. Su primer asesinato, julio de 1968, el guardia civil José Pardines, a tiros, en un control de carretera.
Desde entonces, se cuentan por miles los que de una u otra manera han formado parte de su «ejército». Así, según fuentes penitenciarias, desde que comenzaron las actuaciones contra esta organización terrorista , han pasado por prisión más de 3.300 miembros.
La cifra no es precisa, pues los archivos de los primeros años no están definidos claramente porque algunos de los primeros detenidos eran acusados de desórdenes y no figuran las siglas ETA en sus expedientes. Pero recientes estudios elaborados en el seno del Ministerio del Interior cuantifican en no menos de estos 3.300 los integrantes de ETA que han pasado por prisiones, que han sido condenados por perpetrar acciones en nombre de la organización terrorista.
A esta cifra habría que sumar los integrantes que actualmente están cumpliendo condenas en prisiones, tanto españolas como en el extranjero, fundamentalmente de Francia. Según estas estimaciones, habría que sumarles casi 340 presos. Según datos oficiosos, en las prisiones españolas cumplen pena a día de hoy 260 internos en España. En Francia, alrededor de 80.
Y a esa cifra hay que sumar los que están pendientes de detener, como los que aún están en libertad pero contra los que hay órdenes de busca y captura dictadas por los diferentes juzgados de la Audiencia Nacional. Según las estimaciones policiales, en esta situación aún se encuentran alrededor de 80 integrantes y colaboradores de la trama terrorista.
Así, según estas cifras, el histórico ejército de ETA estaría integrado por no menos de 3.720 etarras. Las fuentes consultadas, tanto policiales como judiciales, aclaran que además siempre queda una cifra ciega de integrantes de ETA –sobre todo colaboradores– que han logrado sortear las pesquisas policiales y judiciales. Es por ello que no se atreven a cuantificar ese número de los colaboradores de ETA que no han podido ser identificados con nombre y apellidos.
En los últimos estudios históricos realizados por el Ministerio del Interior se constata cómo las condenas a los etarras han sido efectivas y cómo el nivel de reincidencia entre los que han pasado por prisión es mínimo. Los expertos consultados por este periódico explican que, aunque siguen siendo etarras una vez cumplidas sus condenas, los que han vuelto a ingresar en centros penitenciarios apenas superan el 1%, y la gran mayoría de estos reincidentes son condenados por delitos ajenos al terrorismo, por delitos comunes. ¿Quiere decir este dato que los condenados se consideran fuera de ETA cuando cumplen la pena? No, pero sí se alejan de las estructuras operativas de la trama terrorista y quedan junto a las estructuras de apoyo, en el ámbito político fundamentalmente.
EL MUNDO – 02/04/17