La banda, a través de su brazo político, recuerda a los nacionalistas que el apoyo a Ibarreche no es para que presenten su plan en Madrid. Los pistoleros van a mantener la actividad terrorista y se reservan la tregua para la consulta popular.
ETA ha dado de plazo al PNV hasta el «Aberri Eguna», la fiesta separatista que se celebra el Domingo de Resurrección, este año el 27 de marzo, para que negocie con su brazo político el texto de un nuevo estatuto y la pregunta que sería sometida a referéndum, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas. Portavoces de la deslegalizada Batasuna han repetido en los últimos días que el apoyo que prestaron el pasado día 30 al Plan Ibarreche no fue para que se presentara en Madrid y se discutiera en el Congreso, sino para abrir negociaciones a nivel del País Vasco. La parlamentaria Jone Goiricelaya recordó que los votos «no fueron para gestionar ese plan, sino para lograr el derecho de autodeterminación».
La estrategia de ETA, al realizar el «movimiento táctico» de prestar tres votos para que el Plan Ibarreche obtuviera la mayoría absoluta, pretende, entre otras cosas, forzar una negociación a nivel del País Vasco que conduzca a un acuerdo sobre el nuevo estatuto, y la pregunta y las condiciones del referéndum en el que sería sometido a aprobación. Los pistoleros quieren un nuevo «Pacto de Estella» para tratar de imponer la independencia del País Vasco.
Aunque desde el PNV se trata de minimizar el peso que en todo este asunto tiene el apoyo de ETA-Batasuna a su proyecto (el presidente nacionalista Josu Jon Imaz aseguraba ayer que Batasuna «no va a marcar el discurso» ni las condiciones y la estrategia política), lo cierto es que los proetarras, que están «absolutamente crecidos», van a jugar sus bazas contando para ello con la amenaza latente de la propia banda terrorista que ordena y, por lo tanto, secunda, todas sus iniciativas, según las citadas fuentes.
Comunicado de ETA. No se descarta, en este sentido, que la organización criminal haga público, tal y como adelantó LA RAZÓN, un comunicado en los próximos días para fijar sus posiciones.
Desde el 30 de diciembre, los portavoces de la deslegalizada Batasuna se han encargado de recordar al Gobierno vasco y al PNV el sentido del apoyo que, por sorpresa, dieron al Plan Ibarreche. Arnaldo Otegui ha ido más lejos y ha asegurado que «vamos a estar en esas elecciones [por las autonómicas vascas] seguro, no sé si de manera legal o ilegal», auténtico meollo de todo este asunto, ya que ETA sabe que la ausencia de su brazo político en esos comicios supone, de hecho, la desaparición de su «frente institucional»; en una palabra, su «muerte civil».
La parlamentaria de Socialista Abertzaleak, el grupo que no disolvió Atucha, ha declarado que, en la reunión que mantendrán mañana con Juan José Ibarreche, dentro de la ronda de contactos que va a celebrar el lendakari con los partidos vascos, excepción hecha del PP, que no acudirá, le van a transmitir que los tres votos que le prestaron «no fueron para gestionar ese plan sino para lograr el derecho de autodeterminación». Para esta dirigente abertzale, «la solución del actual conflicto pasa por conseguir un acuerdo entre todos los agentes y después ir a Madrid cuando tengamos una interlocución». Es decir, que debe existir una negociación previa con ellos, que es tanto como decir con ETA y lo que representa.
Voz a los presos. Arnaldo Otegui ha pedido, incluso que los presos de la banda tengan «voz propia en el proceso».
Las fuentes consultadas han señalado que, hasta marzo, los pistoleros van a mantener su actividad terrorista, con mayor o menor intensidad, en función de los acontecimientos, pero que, a partir del «Aberri Eguna», si no han conseguido sus propósitos, los atentados y los objetivos de los mismos se pueden ampliar.
La posibilidad de un «alto el fuego» no es contemplada por los citados expertos, que consideran que la banda se guarda una decisión de este tipo para el caso de que logre la celebración de un referéndum en el que se someta a aprobación el texto de un estatuto que conduzca, de manera inequívoca, hacia la independencia.
Todo esto se va a desarrollar, subrayan los mismos medios, en un clima de tensión en el seno del PNV, entre quienes consideran que Imaz e Ibarreche van a llevar su plan a Madrid atrapados por el apoyo de Batasuna y con una nula capacidad de movimiento, y los que no ocultan sus satisfacción por esta situación (Eguíbar y Arzallus), los perdedores de las elecciones internas del partido, que contemplan desde la barrera los acontecimientos.
LA RAZÓN, 11/1/2005