ETA en 2011

Mikel Buesa, mikelbuesa.wordpress.com, 20/1/12

Desde hace varios años publico periódicamente un informe sobre las actividades de ETA y sobre la política antiterrorista. La edición referida a 2011 ya está disponible en la página web de la Cátedra de Economía del Terrorismo. El enlace correspondiente aparece al final. A continuación transcribo el epígrafe de conclusiones.

Los datos expuestos en los apartados precedentes señalan con claridad que la capacidad de ETA para movilizar recursos con los que sostener sus actividades terroristas ha continuado reduciéndose durante todo el año 2011, llegando a un nivel mínimo sólo comparable al que se registró en los nueve primeros meses de 2004. De este modo, tanto las acciones violentas como las de carácter logístico se han reducido a mínimos históricos, siendo destacable que, por primera vez, no se ha registrado durante el ejercicio el envío de cartas de extorsión a los empresarios del País Vasco y Navarra. Puntualicemos que esto último no ha sido óbice para que, al parecer, ETA haya seguido exigiendo pagos a los extorsionados con los que había llegado a un acuerdo para el aplazamiento de éstos, o que se hayan constatado otras formas de recaudación de fondos en alguna localidad vasca. Y puntualicemos también con respecto a la obtención de fondos, que el éxito político de Bildu y Amaiur en las elecciones locales y generales puede dar lugar a una nueva etapa en la que, como ya ocurrió entre 1993 y 2002 , sean las Administraciones Públicas las que provean la mayor parte de los recursos que necesitan tanto ETA como las organizaciones del MLNV —la Izquierda Abertzale que se ampara bajo el paraguas ideológico y la tutela de la banda armada— necesitan para su funcionamiento.

El anuncio de cese de sus «acciones armadas ofensivas» que en el mes de septiembre de 2010 hizo ETA y que, en enero de 2011, se transformó en un «alto el fuego general», ha dado lugar a una notable reducción de las actividades terroristas, sin que éstas hayan desaparecido completamente. Así lo señalan nuestros datos estadísticos, singularmente en el campo del terrorismo callejero, que sólo en diciembre cesó de una manera completa. Y también en el terreno de la logística del terrorismo, pues continuó el robo de vehículos —aunque en una escala menor que la del año anterior— y el mantenimiento de escondites de armamento, explosivos y otros materiales destinados a  la preparación de atentados. El terrorismo, por tanto, aún no ha terminado.

La causa fundamental del retroceso en la capacidad de ETA para sostener sus campañas terroristas hay que buscarla en el giro que dio la política antiterrorista en 2007, después de que esa organización rompiera la tregua y las negociaciones que sostenía con el Gobierno español, y más intensamente al inaugurarse la actual legislatura. El empeño adoptado por el Gobierno nacional en combatir a la banda terrorista, en vez de negociar con ella —que ha tenido también un reflejo en el Gobierno Vasco surgido de las últimas elecciones regionales—, se ha plasmado en una disminución de la violencia y de sus efectos personales y materiales.

Los datos aquí recogidos no permiten afirmar que ETA esté en la recta final de su existencia, pues muestran una evidente capacidad para que, periódicamente, esa organización renazca de sus cenizas, sobre todo si, a través de procesos de negociación o diálogo, se le da ocasión para ello. El debilitamiento de las organizaciones terroristas puede generar las condiciones para que éstas adopten la decisión de abandonar la violencia. La experiencia internacional muestra que un paso así sólo es el resultado del convencimiento, entre los dirigentes de las organizaciones terroristas, de la inutilidad del ejercicio de la violencia para lograr sus fines . Por ello, como ha destacado Rogelio Alonso, «el final de ETA es fundamentalmente una responsabilidad de los terroristas que el Estado debe propiciar demostrando la inutilidad del terrorismo para obtener objetivos políticos» . La lucha contra el terrorismo tiene que ser, en consecuencia, persistente. Y la movilización de la sociedad civil contra ETA, también, pues el apoyo político que requiere  cualquier  Gobierno  para sostener una lucha continuada contra el terrorismo —que es costosa en medios e incierta en resultados inmediatos— sólo puede asentarse sobre la generalización de una conciencia ciudadana deseosa de derrotarlo.

Mikel Buesa, mikelbuesa.wordpress.com, 20/1/12