EL PAÍS 10/06/13
· El sábado se celebrará un acto en el sur de Francia al que acudirán 20 huidos
· La banda busca una solución colectiva para gestionar su retorno a España
El final de ETA es lento pero inexorable, como recoge el último informe confidencial del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que está ya en la mesa del presidente del Gobierno. Pero también está lleno de estrategias y pequeños pasos. El próximo se producirá esta misma semana. El CNI acaba de alertar a Mariano Rajoy y a las fuerzas de seguridad del acto para “escenificar el retorno” de los exiliados de ETA con causas prescritas que se producirá este sábado 15 de junio en el sur de Francia. Acudirán una veintena de huidos, se presentará públicamente el denominado “grupo de interlocución” formado por los cabecillas de los retornados, y se espera la presencia de una de las personalidades internacionales que respaldaron la declaración de Aiete que precedió al anuncio del cese de actividad de ETA el 20 de octubre de 2011.
El informe del CNI más reciente sobre la situación de ETA tiene fecha del pasado jueves 6 de junio. El documento confidencial distribuido a los máximos responsables de la seguridad del Estado alerta, en este caso, de la organización por parte del área de relaciones internacionales de la izquierda abertzale de un acto final de la llamada “campaña de refugiados” que se inició a comienzos de 2012. Se trata de “escenificar el retorno” de los considerados por la banda y su entorno como los exiliados de ETA.
El acto, que la propia izquierda abertzale quiere presentar públicamente este miércoles en Le Trinquet Moderne de Bayona, estaba previsto para llevarse a cabo el sábado probablemente en esa localidad, aunque también se barajan otras dos o tres opciones. Esa jornada, el 15 de junio, se celebra el Día Internacional del Refugiado Político.
El informe advierte de que los organizadores están intentando dar más relevancia a ese acto con la presencia de una “personalidad internacional” de las que ya estuvieron en octubre de 2011 en el palacio donostiarra de Aiete para impulsar el posterior anuncio del cese de la violencia de ETA. No está claro, sin embargo, cuál es el grado actual de apoyo de aquellas personalidades que refrendaron Aiete, como Kofi Annan, Gro Harlem, Bertie Ahern, Pierre Joxe, Gerry Adams o Jonathan Powell.
El montaje, según advierten en su documento los espías del CNI, persigue dos metas. Por un lado, evidenciar públicamente el reconocimiento político e histórico de la izquierda abertzale a esos militantes de ETA y, por otro, gestionar el último paso de vuelta a casa de esos exiliados con una solución colectiva e integral.
El autodenominado colectivo de refugiados vascos ha puesto de manifiesto en varias ocasiones su intención de “participar activamente” en el proceso abierto tras la declaración de ETA de poner fin a los actos terroristas. Una treintena de sus miembros, la mayoría radicados en el sur de Francia, han acudido al Consulado de España en Bayona para intentar regularizar su situación (en realidad, para solicitar el pasaporte y actualizar sus papeles) y poner fin a años de fuga al no tener ya causas pendientes con la justicia por sus actividades relacionadas con la banda. Ninguno participó en atentados ni en decisiones de ETA. Su vinculación con la banda era la de laguntzales (colaboradores) temporales que pasaron a la clandestinidad o huyeron al extranjero. La mayoría cooperaron con ETA durante los años ochenta y desde entonces han permanecido escondidos, sobre todo en Sudamérica.
El trámite que han realizado para iniciar su regreso ha consistido en registrarse en el consulado de España en el país de residencia. La banda, que antes les prohibía dar este paso, dejó a mediados del año pasado de poner obstáculos para ello. Esta medida impulsó a muchos de los refugiados con delitos prescritos o sin causas pendientes a emerger para retornar a España y reunirse con sus familias. Previamente, los abogados habituales del colectivo habían realizado consultas ante los tribunales para conocer si tenían o no causas pendientes.
El pasado 3 de noviembre, un grupo de huidos realizó un acto en el sur de Francia donde explicaron que querían poner fin a lo que denominan su “exilio”. “Los refugiados venimos con ganas de aportar, con voluntad de tomar parte en el proceso político como cualquier ciudadana o ciudadano vasco, así como con la firme intención de hacer desaparecer para siempre el exilio”, dijeron entonces. El núcleo de este colectivo sería el implicado en la escenificación del retorno que se está preparando en el sur de Francia.
El segundo paso, el de la repatriación de la mayor parte de los huidos, es el objetivo más evidente. El plan consistía en que durante todo 2012 y parte de 2013 se fueran acercando por los distintos consulados de España en el extranjero miembros de ETA con causas judiciales ya prescritas. No hay datos oficiales de cuántas peticiones de regularización se han producido, pero sí que la mayoría han llegado de México, Cuba, Cabo Verde y Francia. El siguiente avance llegaría durante este ejercicio con una primera repatriación de los implicados al sur de Francia para posteriormente entrar en el País Vasco.
El colectivo de exiliados de ETA que se podrían ver beneficiados con esta operación es difícil de calcular. La izquierda abertzale siempre ha manejado una cifra de entre 500 y 600, que resulta exagerada. El informe del CNI que tiene Rajoy no especifica una cifra. Fuentes oficiales creen que aún puede haber unos 115 miembros de la banda en el extranjero con causas ya prescritas y otros 240 que en realidad no están reclamados por la justicia.
“El lento declinar hacia el final”
El último informe del CNI sobre la situación de ETA, fechado a finales de mayo, no dice expresamente que ya está muerta, acabada y que no volverá a actuar. Es más preciso, sutil o componedor. Un documento similar, que también llegó al despacho del presidente hace un par de meses, era mucho más taxativo en cuanto a que la banda no volverá a las armas. Tanto, que el propio Mariano Rajoy mandó llamar a La Moncloa al máximo responsable del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán, para pedirle algunas explicaciones sobre sus conclusiones, y sobre las fuentes en las que se basaban esas conclusiones, porque eran bastante contradictorias con las ideas que reflejaban sobre el estado de ETA sendos informes también confidenciales sobre todo de la Dirección General de la Policía, y algo menos de la Guardia Civil. Ese desmarque del CNI había sentado especialmente mal a los responsables de los otros cuerpos policiales, con los que no mantiene buena sintonía, y que también fueron citados por Rajoy a su despacho.
En el último documento del CNI sobre ETA esas expresiones se corrigen en la forma pero con el mismo fondo. Dice textualmente que “el final de ETA será lento”, pero en un “declinar imparable”. Y lo argumenta, entre otras razones, en la elevada edad de sus escasos miembros operativos. Sostiene que no habrá, por tanto, un anuncio específico de que todo se acabó, ni un desmantelamiento global de su armamento.