LA RAZÓN, 11/10/11
La aparición pública que la banda hará antes del 20-N ha sido preparada desde su estructura en España. Los etarras y su entorno quieren que Amaiur no tenga problemas para presentarse a las elecciones.
MADRID-El contenido del comunicado, o entrevista, que ETA hará público antes de las elecciones generales del 20 de noviembre, a través de un medio de comunicación extranjero, ha sido preparado por la parte de los miembros del entramado político de la banda que está en España. A través de la ilegalizada Batasuna, gozan de total libertad de movimientos y reunión, ya que la presión del Ministerio del Interior y de la Audiencia Nacional sobre ellos se ha reducido de forma considerable en los últimos meses.
Medidas a favor de los presos y que Amaiur (la coalición de Bildu y Aralar) no tenga problemas para presentarse a las elecciones son los asuntos más inmediatos para ese mundo. Por lo tanto, podrían formar parte de dicha declaración, cuyo alcance sobre el cese definitivo de las actividades terroristas sería siempre con condiciones, éstas u otras de más calado.
Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, es lógico que, tras el éxito de Bildu, la ETA que se esconde en Francia haya cedido protagonismo a la que está en España, sobre todo en la situación de alto el fuego.
«No es que haya dos bandas, sino que se trata de un todo, de un entramado formado por varios grupos, en el que, según las circunstancias y las conveniencias estratégicas, el protagonismo corresponde a unos u otros», subrayan las mismas fuentes.
«Por eso, es un error hablar de una ETA sin operatividad, casi moribunda, cuando acaba de lograr uno de los mayores éxitos de su historia: la reorganización de su “Frente Institucional” a través de Bildu. Y lo ha conseguido a cambio de nada, porque el alto el fuego no pasa de ser una declaración que puede ser modificada».
El contenido del comunicado, o entrevista, no será determinante sobre el futuro de ETA, tal y como adelantó este periódico en su edición de ayer. El cese de actividades terroristas estará supeditado al cumplimiento por el Estado de una serie de condiciones, «que son las de siempre». «Da igual de lo que hablen, del apoyo al Colectivo de Presos, de una nueva amnistía, de la legalización de sus partidos, del derecho a decidir, la autodeterminación…».
Siempre lo mismo
«Todas las declaraciones de ETA pasan siempre por los mismos puntos, que deben ser atendidos bajo la amenaza, explícita o no, de que su incumplimiento conllevaría la vuelta a los atentados terroristas», agregaron.
Aunque se ha especulado con la posibilidad de que fuera un solo etarra, encapuchado, el que hiciera la declaración, los expertos creen que estará acompañado de uno o dos, con el fin de dar imagen de cohesión interna. Otra cosa es que, como es habitual, sea uno el que hable, mientras el otro o los otros hacen de comparsas.
Pla y Sorzábal
El portavoz podría ser David Pla, uno de los cabecillas del «aparato político», que está en la clandestinidad en Francia. O Iratxe Sorzábal, máxima responsable de la banda en la actualidad. Ambos tienen experiencia por haber participado en comparecencias similares. En cualquier caso, el contenido de lo que digan se ajustará a las directrices marcadas desde el «interior» (como llaman a España los pistoleros que se esconden en Francia).
La utilización de un medio de comunicación extranjero para difundir una nueva comunicación forma parte de la estrategia etarra de «internacionalizar el conflicto». En el «proceso» actual, la banda ha dado especial importancia a este asunto.
La obsesión internacional
– Hoy será presentada en San Sebastián la «Conferencia Internacional para promover la resolución del conflicto en el País Vasco», que forma parte de las iniciativas que Brian Currin y los grupos de su entorno organizan para dar la razón a ETA e intentar desacreditar a España.
– El 17 de octubre es la fecha elegida para celebrar este acto en la «Casa de la Paz» de la capital donostiarra.
– La Fundación de Desmon Tutú está entre las llamadas para resolver el llamado «conflicto» vasco.
LA RAZÓN, 11/10/11