Me llamó la atención que no salían de noche (…) Y empecé a hacerme preguntas cuando el dueño de la casa rural me dijo que le habían pagado con fajos de 500 euros», relataba el vecino que denunció la presencia de los cuatro españoles, entre éstos el actual jefe militar de ETA, en un pueblito agrícola del norte de Francia.
WILLENCOURT, Francia (France Presse) – «Me llamó la atención que no salían de noche (…) Y empecé a hacerme preguntas cuando el dueño de la casa rural me dijo que le habían pagado con fajos de 500 euros», relataba el viernes el vecino que denunció la presencia de los cuatro españoles, entre éstos el actual jefe militar de ETA, en un pueblito agrícola del norte de Francia.
«Alerté a la gendarmería porque pensaba ‘o son terroristas o son ladrones que están preparando un golpe'», confió el hombre, que se dio a conocer solamente como Jacques y que vive en Willencourt, un pueblo agrícola de unos 200 habitantes.
Jubilado residente desde hace 20 años en ese rincón perdido del departamento de Paso de Calais, Jacques explicó que la detención de los cuatro jóvenes españoles, cuya pertenencia a la organización separatista armada vasca confirmó el viernes el gobierno español, «no me sorprendió».
«Eran gente sospechosa. No hablaban ni salían de noche. Y durante el día no se los veía. Y empecé a hacerme realmente preguntas cuando el dueño de la casa rural me dijo que le habían pagado con fajos de 500 euros», precisó Jacques.
«Pero lo que más me llamó la atención fue que habían instalado una antena terrestre y seguramente era para comunicarse», agregó.
Según Pierre Dufour, otro vecino de Willencourt, los españoles habían dicho que «venían a visitar la región», de praderas y bosquecitos aunque no es uno de los rincones turísticos por excelencia de la geografía francesa.
Casi nadie en este pueblo podía imaginarse que los inquilinos de la casa rural, descritos como jóvenes «muy amables y correctos», podían ser el objetivo de un operativo nocturno de un grupo de élite de la policía francesa y de sus fuerzas antiterroristas.
«Llegaron hace unos 15 días. Habían dicho que venían a visitar la región, la costa y Bélgica. Y en total debían quedarse tres semanas», explicó aún asombrado, Pierre Dufour, un guarda de caza de 65 años que todos los días debe vigilar las trampas colocadas en los alrededores de la casa rural.
Siempre según este vecino el dueño de la casa rural le dijo «que habían pagado tres semanas por adelantado. Y eso me pareció extraño. Pues además, siendo turistas, no salían casi nunca», aseguró.
Louisette, la esposa de Pierre, todavía en camisón, explicaba el viernes que los vecinos se hacían preguntas sobre la necesidad de que cuatro personas tuvieran dos coches.
«Un vecino me dijo inclusive que pensaba en asuntos de droga», agregó, mientras conversaba sobre lo ocurrido con vecinos que recién conocieron la noticia al despertarse.
Testigos indicaron que el operativo policial fue muy rápido y «muy discreto». «No escuchamos nada, hasta que mi hijo se puso a mirar por la ventana y vio los coches con patentes de París», indicó un concejal del pueblo, Mickael Catouillard.
Los investigadores tratan de explicarse por qué estos supuestos etarras eligieron un lugar de Francia tan alejado del sudoeste francés, retaguardia histórica de la organización separatista armada vasca, responsable de 829 muertos en su lucha por la independencia del País Vasco.
«No lo entendemos. En Toulouse, cuatro españoles pasan más desapercibidos que en el norte»…, comentó uno de ellos.
Yucatán.com (México), 11/3/2011